¡A las urnas!

Lleida vota hoy el nuevo Parlament de Catalunya tras una campaña electoral que ha tenido como eje la reivindicación de cosas tan básicas como el agua para asegurar cosechas o tener un techo donde guarecerse. Esto se debe en buena medida a que venimos de años difíciles, que nos han recordado que lo más necesario no está en modo alguno garantizado. 

Las reservas de los pantanos crecen estos días, pero aún está vivo el recuerdo de la sequía que cerró por primera vez en la historia el Canal d’Urgell y el Segarra-Garrigues. Los precios de la luz, el gas y los carburantes alcanzaron precios desorbitados y la inflación ha mermado el poder adquisitivo de gran parte de la población mientras sube el precio de la vivienda. Es un escenario muy distinto al de las elecciones de 2021 y esto ha teñido la campaña de un color diferente. Por regla general, se ha centrado en problemas concretos e inmediatos y ha eludido cuestiones abstractas o metas a largo plazo. De la independencia de Catalunya se ha hablado menos que en comicios anteriores. 

La necesidad de modernizar riegos para aprovechar mejor el agua, la conveniencia o no de limitar pisos turísticos en municipios donde el alquiler residencial es casi inexistente, la exigencia de seguridad o el refuerzo de la sanidad y la educación han sido temas recurrentes de la campaña. También lo han sido reivindicaciones como desdoblar la carretera C-12 como autovía entre Lleida y Balaguer, la mejora del Eix Pirinenc a través de un convenio entre Estado y Generalitat y el incipiente servicio ferroviario de Rodalies de Lleida. 

El apoyo a la payesía tras meses de protestas de este sector ha sido también una proclama habitual para pedir el voto, como también lo ha sido la exigencia de combatir la violencia machista y avanzar en materia de igualdad, entre otras cuestiones. Las recetas de cada partido para satisfacer las necesidades y aspiraciones de la ciudadanía recibirán hoy su premio o su castigo en las urnas. Quince candidaturas se disputan los quince diputados que Lleida envía al Parlament, y el sondeo que la firma DYM para SEGRE apunta a cambios en su distribución. 

Junts podría mantener los cinco diputados, pero se rompería el empate en escaños con ERC porque los republicanos se convertirían en la tercera fuerza leridana al pasar de cinco a tres e incluso dos diputados. El PSC, por su parte, ascendería al segundo lugar al pasar de tres parlamentarios a cuatro, mientras que la CUP y VOX mantendrían que ya tienen. El sondeo apunta también a la posibilidad de que el PP recupere la representación parlamentaria por Lleida con un escaño y también a que lo obtenga Aliança Catalana. Contra esta última, Junts, PSC, Esquerra, CUP y comuns han pactado un cordón sanitario al considerarla extrema derecha. Su ascenso en los estudios de intención de voto sugiere que el partido de Sílvia Orriols podría ocupar un nicho electoral hasta ahora vacío. 

De confirmarse las tendencias que apunta el sondeo para SEGRE, Lleida tendría una evolución política distinta a la del conjunto de Catalunya. Mientras que Junts ganaría también en Girona y Tarragona, el peso electoral de Barcelona otorgaría la victoria al PSC. En cualquier caso, una mayoría absoluta es un escenario que nadie contempla, lo que solo deja abiertos dos caminos: pactos postelectorales o un bloqueo político que aboque a unas nuevas elecciones. 

Todas las previsiones, sin embargo, vienen lastradas por el hecho de uno de cada seis votantes leridanos se muestra indeciso sobre su voto e incluso sobre si lo ejercerá o no. En el estudio encargado por SEGRE, cerca del 16% no sabía aún si acudiría a la cita con las urnas. En cambio, un 11,4% afirmó que había decidido abstenerse, mientras que un 3,6% tenía intención de emitir un voto en blanco o nulo.