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Investigadores de Agrotecnio e IRBLleida crean alimentos para reducir la obesidad

También una levadura para tratar la anemia, que estudian primero en cerdos

Un investigador treballant en el projecte d’aliments amb potencial antiobesitat.

Un investigador trabajando en el proyecto de alimentos con potencial antiobesidad. - IRBLLEIDA/AGROTECNIO

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Investigadores del Institut de Recerca Biomèdica IRBLleida y de Agrotecnio trabajan conjuntamente para diseñar alimentos capaces de reducir la obesidad y una levadura que permite acumular gran cantidad de hierro para tratar la anemia, así como un sistema para evitar intoxicaciones alimentarias por una microtoxina en el zumo de manzana.

El Institut de Recerca Biomèdica IRBLleida y Agrotecnio están diseñando ingredientes para alimentos con potencial antiobesidad. Se trata de uno de los tres proyectos conjuntos de ambos centros, enmarcados en la primera convocatoria Agrohealth que vinculan agroalimentación y salud. Olga Martín, investigadora principal del proyecto junto a Gemma Bellí, afirmó que “pretendemos crear estructuras alimentarias que sirvan como sustitutos de grasas, con aceites de olivas o polisaturados, que son mucho más saludables y pueden estar en mucha menos cantidad que las grasas animales. Podría servir para hamburguesas veganas,”. Añadió que “con estas estructuras queremos vehiculizar compuestos con actividad contra la obesidad, como la molécula betacaroteno. Si los vehiculizamos a través de estructuras diferentes podemos hacer que nuestra flora intestinal provoque la formación de sustancias que tengan capacidad para reducir obesidad”, detalló.

Otra de las líneas que estudian es “ utilizar prebióticos, fibras dietéticas y demás compuestos obtenidos a partir de subproductos de la industria alimentaria” y una tercera se centra en “alimentar diretamente con microorganismos que tienen la capacidad de producir esos compuestos en nuestro intestino para que pueda reducir la obesidad”. Actualmente están investigando in vitro y con roedores. Bellí apuntó que “una vez se hayan formulado estos nuevos componentes activos, queremos estudiar cómo influyen en la salud intestinal, analizando toda la microbiota, sobre todo las poblaciones que sabemos que tienen un potencial como probióticos y que digieren antes alimentos, y también se analizan los ácidos grasos de cadena corta como moléculas beneficiosas para la salud intestinal”. Otro de los proyectos colaborativos lo impulsan Ángeles de la Torre y Gabriel de la Fuente, y su objetivo es “paliar la anemia ferropénica en los cerdos, para dar el salto a los humanos, ya que afecta al 10% de las mujeres”. “Hemos diseñado una levadura, un microorganismo probiótico, inocuo y con efectos beneficiosos, con una modificación que permite la acumulación de grandes cantidades de hierro de manera segura, atrapado en unas estructuras proteicas que forman cajas. Queda ‘secuestrado’ y se va soltando a medida que se necesita, de una manera más eficiente y biológicamente segura”, explicó De la Torre. 

Remarcó que esta inciativa provocaría “ beneficios agropecuarios porque el cerdo es particularmente anémico y pincharlos causa problemas en subienestar y viabilidad”. “Si nuestra cepa funciona, podría solucionar el problema porcino y permitiría continuar hacia los humanos, dado que los tratamientos actuales de anemia para mujeres son muy agresivos y casi siempre se abandonan y con este producto conseguiríamos mayor eficiencia y bienestar”.

Lucha contra una microtoxina en el zumo de manzana

El tercero de los proyectos conjuntos de IRBLleida y Agrotecnio financiados en la primera convocatoria de Agrohealth se centra en evitar posibles intoxicaciones alimentarias por la presencia de microtoxina denominada patulina en los zumos de manzana usando una cepa de una levadura que es capaz de anularla. Los investigadores principales son José Serrano e Inmaculada Viñas. “Existe un hongo que es capaz de infectar las manzanas fácilmente, que produce la microtoxina patulina, con una capacidad de producción increíblemente elevada y eso hace que puedan haber pérdidas en la elaboración de productos a base de manzana ya que con una contaminada por cada doscientas se tiene que destruir el producto”, explicó Serrano. Detalló que “la estrategia del proyecto es tratar de aislar esta encima con una aplicación tecnológica en la industria alimentaria para poder eliminar la patulina. Podemos someterla a biodegradación, pero no se sabe si los subproductos de la biodegradación también son incuos porque incluso podrían resultar aún más tóxicos que al patulina”. 

Por ello, la idea es “tratar de evaluar si los subproductos de la degradación de la patulina también son inocuos, para poder aplicarlo en la industria alimentaria. Estamos en la parte del escalado para poder obtener una gran cantidad de encima y poder aplicarla en las manzanas”. Tanto a este como a los otros dos proyectos les queda aún alrededor de un año de investigaciones.

Un potencial conjunto de más de 550 investigadores

Los directores de Agrotecnio y del IRBLleida José Antonio Bonet y Diego Arango, respectivamente, destacan que entre ambos centros suman más de 550 investigadores que pueden unir fuerzas para ser líderes “a nivel local y global” en investigación que relacione agroalimentación y salud. Para ello, destinan fondos propios para proyectos conjuntos que tengan como objetivo proporcionar beneficios saludables a la población y generar riqueza en el territorio. Tras el éxito de la primera convocatoria, abren ahora la segunda, con 135.000 euros, para financiar más investigaciones conjuntas. Afirman que tienen una treintena de personas interesadas.
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