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El ADN da la libertad provisional a un vecino de Lleida acusado de violar a su hija y dejarla embarazada

Los pruebas de paternidad a su nieta descartan que sea el progenitor

Vista de l’entrada a l’Audiència de Lleida, al Canyeret.

Vista de l’entrada a l’Audiència de Lleida, al Canyeret. - SEGRE

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El juzgado de Instrucción 4 de Lleida decretó el martes la libertad provisional para un vecino de la capital del Segrià acusado de violar a su hija menor de edad y dejarla embarazada. Ha sido liberado a partir de unas pruebas de ADN. 

La magistrada acordó su excarcelación después de que la prueba de paternidad a las que fue sometido el investigado hayan determinado que no es el progenitor de la hija de la supuesta víctima. El investigado, representado por el abogado Joan Argilés, salió el martes de prisión. El hombre fue encarcelado después de que fuera denunciado por la supuesta violación a su hija, que fue madre. 

Fue encarcelado como presunto autor de un delito de agresión sexual con penetración a menor de 16 años. El investigado fue sometido al test de paternidad por el Instituto Nacional y Ciencias Forenses y los resutados han concluido que “no es el verdadero padre de X (nombre de la niña) y, por tanto, el verdadero padre biológico es otro individuo”. 

Ante ello, la jueza ha decretado su puesta en libertad provisional y deja sin efecto la prohibición de acercarse a su hija y a su nieta. Ahora está por ver si la causa contra él se acabará archivado. Argilés comentó que “se ha cometido una injusticia y emprenderemos acciones legales”.

Juicio ayer en la Audiencia a otro supuesto violador

L’acusat, ahir al banc de l’Audiència de Lleida.

L’acusat, ahir al banc de l’Audiència de Lleida. - A. GUERRERO

La Audiencia de Lleida juzgó ayer a un hombre acusado de violar a una prostituta a la que contrató en mayo de 2020. La denunciante, que declaró protegida por una mampara, explicó que “quedé en shock cuando me agarró del pelo y me abofeteó”, por lo que, según la Fiscalía, que pide una condena de nueve años de prisión, la relación pasó de ser consentida a forzada. La mujer advirtió posteriormente a varias compañeras que el acusado “era un maltratador”. También explicó que se vio obligada a cambiar de número de teléfono porque el acusado la llamaba y tenía miedo. En cambio, el hombre afirmó que las relaciones fueron consentidas y que “ella se despertó y empezó a chillar. No lo entendí”. Negó que la agrediera y que le quitara parte de los 500 euros que habían acordado.

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