Cada año hay problemas para cubrir los empleos del sector de la fruta
Agricultores y centrales afrontan año tras año problemas para cubrir los empleos
Costes laborales y sociales representan unos 227 millones
La campaña de la fruta necesita de miles de trabajadores, se calcula que un promedio de entre 22.000 y 25.000, aunque en campañas con mucha producción no se descarta que el punto álgido sea superior. El último y prácticamente único estudio oficial de la Generalitat estima que la campaña de recogida de la fruta requiere de medio millón de jornadas de trabajo, en concreto 508.227, de ocho horas cada una. Son miles de personas con las que se ha de contar para poder recoger la cosecha en el campo y a las que hay que sumar las contrataciones en las cooperativas y centrales para el envasado de la producción y dejarla lista para su venta.
El problema es que cada año es más difícil encontrar mano de obra y fijos discontinuos, se queja el sector, acaban no volviendo a las fincas o a las cintas de manipulación porque han encontrado otro empleo y prefieren abandonar la agricultura. Todo ello mientras hay personas que estarían dispuestas a recoger la fruta, pero los payeses no pueden contratarlas porque carecen de los famosos “papeles”, su situación en el territorio es irregular y darles empleo supondría poner a agricultores y centrales bajo la amenaza de fuertes sanciones. De hecho, los payeses se quejan de reiteradas inspecciones en las fincas en las que son mínimas las irregularidades detectadas año tras año, según los balances tras acabar las campañas. Pero esas personas que carecen de permiso de trabajo llegan en muchas ocasiones a las zonas frutícolas y se genera la necesidad de atenderlas dignamente.
Costes laborales
Los costes laborales y sociales del sector se han convertido además de uno de los capítulos especialmente importantes para los productores. El líder de Asaja en Lleida, Pere Roqué, estima que para los 25.000 temporeros citados representa unos 227 millones de euros a lo largo de la campaña de cinco meses, en los que cuenta desde las labores de aclarado hasta las últimas de recolección de la manzana en septiembre. El grueso de este capital, con 162 millones, corresponde directamente a las nóminas que reciben los trabajadores, a los que hay que sumar 45 millones en concepto de Seguridad Social y 20 más por Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). A ellos se debería añadir otros conceptos también ligados a la contratación y a la adecuación de instalaciones para los temporeros, como pueden ser los relacionados con la prevención de riesgos laborales o tener disponibilidad de dar alojamiento a aquellos que llegan a Lleida.