LLEIDA
La UdL constata que incluir juegos de mesa en clase ayuda a mejorar en cálculo y lengua
Un 19,9%, frente a un 15% de los alumnos que no juegan, según un estudio del grupo NeuroPGA
Incrementa también un 12% el control de la conducta y un 47,5% su adaptación a nuevas tareas
La Universitat de Lleida (UdL) ha concluido que los alumnos que en clase juegan a juegos de mesa mejoran más sus capacidades cognitivas y competencias matemáticas y lingüísticas que los que hacen tareas educativas convencionales. Así lo ha constatado el grupo de investigación Neuropsicología, Genes y Ambiente (NeuroPGA), liderado por Jorge Moya. La investigación, bautizada como Conectar Jugando, comenzó como una tesis del programa de doctorado industrial de Nuria Vita-Borrell, contratada por la editorial Mercurio para determinar la incidencia de sus juegos en el desarrollo cognitivo y educativo de niños.
Después, el grupo efectuó investigaciones empíricas. Moya explica que en la primera, con 800 alumnos en riesgo de exclusión de 4 centros de alta complejidad de Almería, concluyeron que jugar en el aula reduce un 12% las disfunciones ejecutivas, es decir, aumenta en ese porcentaje la capacidad de controlar la conducta y las emociones. Y también constataron que jugar por placer o por competición también hace variarlos resultados, mejores en los primeros. El siguiente estudio se hizo con 600 de colegios de Lleida (Sudanell y ZER Ponent), Mollerussa y Madrid. Los 300 que usaron juegos en doce sesiones mejoraron un 47,59% su velocidad en hacer tareas de flexibilidad cognitiva (adaptar su conducta a una nueva tarea) y los que no jugaron, un 9,75%.
También comprobaron que jugar incrementa la capacidad de almacenar información en la memoria de trabajo, necesaria para cálculos matemáticos con diferentes operaciones. Demostraron que jugar la mejora un 14,80%, ante al 6,37% de los que no jugaron. Al aplicarlo a competencias educativas matemáticas (cálculo mental) y lingüísticas (escoger la palabra idónea para completar una frase), los que jugaron en clase mejoraron un 19,97% después de las sesiones y los que no, un 15,79%. Moya destaca que las metodologías sin juegos “también provocan mejoras significativas, pero menores”.