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La hostelería de Lleida alerta de la falta de camareros y de personal cualificado

Los jóvenes no la ven atractiva y la Federación apuesta por formar a inmigrantes

Una cambrera servint begudes a la terrassa d’un bar de la Granadella. - MARC CARBONELL

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La hostelería es, junto con la agroindustria, uno de los principales motores económicos de las comarcas de Lleida. En los últimos meses viene registrando muy buenas cifras de contratación, pero el sector demanda más mano de obra y tiene serias dificultades para encontrar personal –sea cualificado o no–, de la misma forma que ocurre con la mayoría de oficios tradicionales. “Sufrimos una falta de camareros, igual que pasa en todos los sectores menos con los funcionarios”, valora el presidente de la Federación de Hostelería de Lleida, Josep Castellarnau.

Los hosteleros señalan que la principal desventaja del sector, que hace que sea menos atractivo sobre todo para los jóvenes, radica en tener que trabajar los fines de semana y festivos. Así, las empresas están optando por recurrir a la mano de obra extranjera. “El problema no son las condiciones laborales, sino que no hay suficientes trabajadores y eso solo se puede compensar con inmigrantes, por lo que deberíamos hacer una mejor gestión de la migración para que se integre debidamente en el mercado laboral y se pueda formar y progresar”, afirma el secretario general de la Federación de Hostelería, Ramon Solsona. Añade que “el déficit es especialmente alarmante en trabajadores con experiencia o profesionales cualificados como cocineros o sommeliers”. Solsona augura que los problemas para encontrar camareros irán a más en los próximos años. Asegura que el déficit de mano de obra se convertirá en estructural cuando la generación del baby-boom se jubile, por lo que “la única forma de revertirlo ahora mismo es cubrirlo con la población extranjera y formarla”, dice. Al respecto, Castellarnau advierte de que numerosos establecimientos, sobre todos los más pequeños, podrían verse obligados a cerrar temporalmente en un futuro próximo. “Veremos bares que tendrán que cerrar en agosto o durante los fines de semana”, lamenta. Otros negocios no tendrán que recurrir a soluciones tan drásticas, pero Castellarnau vaticina que los precios por los servicios tendrán que subir si no se encuentran más trabajadores.En la hostelería, según el convenio del sector en Lleida, los camareros se encuentran en el tercer nivel salarial y su salario bruto medio este año va de los 1.340,47 euros hasta los 1.483,63 en función del tipo de establecimiento en el que trabaja. Al respecto, Solsona afirma que “tenemos unos salarios fijados por convenio superiores a los del comercio, pero el hándicap de nuestro sector es el de siempre y de sobra conocido, que es trabajar por las noches, fines de semana y festivos, pero no se puede decir que tenemos malas condiciones laborales cuando hay récord de contratación”. Respecto a los posibles casos de abusos laborales o de malas condiciones y sueldos, Solsona señala que “la inmensa mayoría del sector cumple la ley, pero siempre hay manzanas podridas”. Destaca que “la hostelería es un auténtico motor económico para Lleida y especialmente en el Pirineo, ya que aparte de la hostelería y el turismo ahora mismo no hay ninguna otra alternativa económica para el territorio, por crudo que parezca”. “La hostelería es un sector muy bonito con el que se puede disfrutar mucho. Deberemos adaptarnos a las nuevas necesidades, como siempre hemos hecho”, concluye por su parte Castellarnau.

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