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Rosa Peral, la condenada por el crimen de la Guardia Urbana, está acusada de ordenar la agresión a una funcionaria de Lleida

“Deberían estar trituradas en un contenedor”, dijo sobre las empleadas de la cárcel

​Rosa Peral, la guardia urbana de Barcelona condenada a 25 años de prisión por el asesinato de su pareja con la colaboración de su amante, organizó y ordenó la agresión a una funcionaria leridana el pasado mes de julio en la cárcel Mas d'Enric de Tarragona, donde cumple la pena. Así lo aseguran funcionarias e internas de su módulo.

Rosa Peral durant el judici a l’Audiència de Barcelona.

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Rosa Peral, condenada a 25 años de cárcel por el conocido ‘crimen de la Guardia Urbana’, organizó y ordenó la brutal agresión que sufrió el pasado 21 de julio una funcionaria leridana en el centro penitenciario Mas d’Enric de Tarragona

Peral cumple condena en esta cárcel. De esta forma, tanto empleadas como internas del centro han hecho constar en informes remitidos a la dirección del centro que Peral instigó y planificó el ataque, según ha podido saber este periódico. Cabe recordar que la trabajadora resultó brutalmente agredida cuando una reclusa intentó asfixiarla y le arrancó varios mechones de pelo (ver desglose).

El expediente, en el que consta tanto el informe de las empleadas como las declaraciones de las internas, va en una única dirección: Rosa Peral organizó y ordenó la agresión y la pagó con tabaco y droga. De esta forma, un día antes de la agresión, Peral habría dicho de las funcionarias: “Deberían ser trituradas en un contenedor de basura para hacerlas desaparecer” y añadió que “les deseaba la muerte”, según declararon varias internas. Al parecer, Peral planeó la agresión para vengarse de las funcionarias porque no accedieron a que hiciera una actividad ya que estaba sancionada. 

Al parecer, incluso pagó a la autora antes del ataque. Este no sería el primer incidente que ocasiona. Se la define como una reclusa que “tiene mala conducta”, “manipula a otras internas para sus intereses” y “tiene mucho poder dentro del módulo”, según indicaron fuentes penitenciarias a SEGRE. 

Por su parte, fuentes del departamento de Justicia aseguraron que “fue un hecho que ocurrió con el anterior Govern”. Los incidentes protagonizados por Peral –le han requisado numerosos productos prohibidos– han causado malestar entre los funcionarios, que lamentan que no se le apliquen medidas disciplinarias adecuadas, que no sea destinada a un departamento especial o que no se cambie periódicamente de cárcel para que no pueda ejercer el control sobre el resto de internas. Además, como ha pasado en este caso, solicitan que se la impute penalmente como inductora.

Rosa Peral y su amante Albert López, ambos agentes de la Guardia Urbana de Barcelona, fueron condenados 25 y 20 años de prisión, respectivamente, por asesinar a otro agente de la policía de Barcelona (Pedro Rodríguez) y calcinar su cuerpo dentro de su vehículo en una pista forestal cercana al pantano de Foix en 2017, convirtiéndose en uno de los crímenes más mediáticos de las últimas décadas. 

Todavía no han acabado sus problemas con la justicia. La Fiscalía pide cuatro años de cárcel para Peral y para su padre por alzamiento de bienes para evitar pagar la indemnización a la familia del asesinado.

Le arrancó mechones de pelo e intentó asfixiarla

La agresión se produjo el mediodía del domingo 21 de julio en el módulo de Mujeres de la cárcel tarraconense. Cuando trascendió, sindicatos explicaron que la funcionaria fue agredida cuando intentó impedir que una interna saliera al patio para agredir a otra presa. 

La reclusa se encaró a la trabajadora, originaria de Lleida, y le estiró de la cinta que esta última llevaba al cuello con una acreditación hasta que se rompió e intentó asfixiarla, según el parte interno del incidente. En ese momento, la presa se abalanzó sobre la funcionaria y le arrancó varios mechones de pelo. Las mismas fuentes señalaron que una segunda funcionaria y otras internas ayudaron a reducir a la agresora. Otras fuentes informaron de que la reclusa también profirió amenazas de muerte. 

La trabajadora herida fue atendida por los servicios médicos y continuó trabajando hasta finalizar el servicio. Funcionarios de la cárcel Ponent y de la de Mas d’Enric hicieron sendas protestas para exigir medidas ante el aumento de las agresiones en las prisiones catalanas. Cabe recordar que en marzo, un recluso asesinó a una trabajadora en la cocina de la prisión tarraconense.

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