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La huella del histórico 6 de octubre en Lleida

La revuelta frustrada se saldó con cuatro muertos y más de 800 detenidos

Aliança Obrera publicó un diario en Lleida los días 5 y 6 de octubre. - ARCHIVO DEL ATENEU POPULAR DE PONENT

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Los 'fets del sis d'octubre' de 1934, la insurrección contra el Gobierno de Madrid que comenzó en Barcelona Aliança Obrera tras la declaración del Estat Català por parte del president Lluís Companys, también tuvieron consecuencias en las comarcas de Lleida, principalmente en La Seu d'Urgell y la capital. Hubo cuatro muertos y más de 800 detenidos.

Hoy se cumplen 90 años de los ‘fets d’octubre’, cuando el entonces presidente de la Generalitat, Lluís Companys, desde el balcón del Palau de la Generalitat, proclamó el Estat Català dentro de la República Federal Española. Lo hizo como respuesta a la involución conservadora del Gobierno de Madrid y su acto fue la chispa que prendió la llama de un movimiento insurreccional en todo el país por parte de elementos populares contra las fuerzas armadas y que generó un amplio apoyo.

En Lleida, los hechos fueron protagonizados por Aliança Obrera, que reunía organizaciones sindicales influenciadas por el Bloc Obrer i Camperol, el PSOE y la UGT. Según explica el historiador leridano Jaume Barrull Pelegrí, Aliança Obrera convocó ya el día 5 una huelga general, durante la que hicieron descarrilar un tren de mercancías de más de treinta vagones en la estación de Lleida, quedando bloqueadas las comunicaciones ferroviarias. También emitieron mensajes desde Radio Lleida, algo que tuvo un gran impacto, ya que la radio era aún un fenómeno muy reciente. Durante la huelga se organizaron piquetes en las entradas de la ciudad para bloquear todo tipo de transporte, que se mantuvieron también el día siguiente. En el resto de Ponent, la revuelta fue extendiéndose con el visto bueno de los ayuntamientos gobernados por ERC.

Jornadas s en Lleida ■ La sección de Geografia i Història del Institut d’Estudis Ilerdencs ha organizado estos días un ciclo alrededor de los ‘fets d’octubre’ de 1934. Comenzó el martes bajo el título L’hora és greu i gloriosa con una charla a cargo de Jaume Barrull, Agustí Alcoberro y Antonieta Jarne. Terminará el día 8 con un concierto a cargo de Guerrilla Folk. - ARXIU DE L’ATENEU POPULAR DE PONENT

Antoni Vives, el que fue el primer alcalde de ERC en la ciudad de Lleida, reprodujo la tarde del día seis la proclama de Lluís Companys desde la Paeria. Así las cosas, el republicano no tomó más medidas más allá que la de dejar un retén de la Guardia Urbana en el consistorio con la consigna de no ofrecer resistencia armada ante una posible intervención del Ejército o la Guardia Civil. Por su parte, los sectores más revolucionarios no solo levantaron barricadas, sino que se hicieron con armas y se atrincheraron en la Comisaría de la Generalitat, donde actualmente se encuentra la Diputación, en la calle del Carme. Allí pasaron la noche aguantando las ráfagas de ametralladora de los soldados que bajaron desde el cuartel de la Seu Vella para aplacar la revuelta. La madrugada del día siete, viéndose totalmente rodeados, se rindieron. Dos de los atrincherados murieron: uno del Bloc Obrer i Camperol y el otro de Joventut Republicana, mientras que varios tuvieron que ser hospitalizados. 

Por otra parte, hay constancia de que un soldado asesinó sin motivo aparente a una mujer que estaba en el balcón de su casa, aunque nunca se depuraron responsabilidades. “Todo apunta a que fue una irresponsabilidad total y absoluta”, lamenta Barrull. Ese día también se lamentó otra víctima en Juneda. En esta ocasión fue a raíz de un enfrentamiento entre los piquetes, que registraban las casas de aquellos que creían ricos o de derechas y un vecino. Al tiempo se celebró un juicio y hubo varios condenados, aunque sin penas mayores. 

En cuanto al Pirineo, Barrull comenta que fueron muchos los ayuntamientos que se sumaron a la declaración del Estat Català, pero los altercados más graves sucedieron en La Seu d’Urgell, donde había una guarnición militar. Encabezó la revuelta el diputado de ERC Enric Canturri, que tras lo sucedido tuvo que exiliarse, primero en Andorra y después en Francia. Todo apunta a que hubo más de 800 detenidos entre las comarcas del llano y el Pirineo, que tuvieron que repartirse entre la cárcel de la capital, el cuartel de la Seu Vella y la Panera. La mayoría fueron acusados de rebelión militar, pero liberados a los pocos meses. Solo permanecieron encarcelados aquellos relacionados con el uso de armas, que fueron amnistiados tras las elecciones del 1936.

La barricada en el Arc del Pont fue una de las que levantaron los huelguistas. - ARXIU DE L’ATENEU POPULAR DE PONENT

En Catalunya, el fracaso de la insurrección se tradujo en la suspensión de la autonomía y una represión social y política generalizada, con más de 5.000 encarcelados, entre ellos todo el Govern de la Generalitat, así como ediles republicanos y afiliados a entidades sindicales, políticas y culturales.

Una movilización social con un fuerte componente catalanista

El anticatalanismo era un elemento distintivo de la derecha antirrepublicana que ganó terreno en España a partir del 1933 y con la entrada de la CEDA en el Gobierno. La proclamación del Estat Català por parte de Companys tenía un fuerte componente catalanista y nacionalista y quería provocar una gran movilización social. En Lleida, gran parte de los que se atrincheraron en el edificio de la Comisaría de la Generalitat –actual Diputación– provenían de las filas de Joventut Republicana. Según explica el investigador leridano Ferran Dalmau, resistieron toda la noche en el salón de plenos, hasta que llegó la guardia del cuartel de la Seu Vella. Esa noche ondeó en la fachada del edificio una estelada. Joan Culleré, militante de Estat Català y del Front Nacional de Catalunya, explica en el libro Segones Converses a Lleida, de Josep Varela i Serra, que hubo ahí un fallecido, un joven apellidado Bellart, así como varios heridos.

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