LLEIDA
Expertos afirman que los niños con padres que juegan con ellos a videojuegos gestionan mejor sus emociones
Según un estudio de la UdL con videojuegos ideados para la resolución de conflictos. Compara alumnos que los usaron solos con los acompañados de la familia
El Grupo de Investigación en Orientación Psicopedagógica de la Universitat de Lleida (UdL), encabezado por la catedrática Gemma Filella, ha demostrado que los niños que juegan acompañados de sus padres a videojuegos que crearon para promover las competencias emocionales en niños de Primaria mejoraron más en su regulación y autonomía emocional, su bienestar y sus competencias sociales. Además, eso puede ser crucial también para mejorar el aprendizaje y el rendimiento.
En el estudio, publicado en la revista Journal of Computers in Education, participaron 137 alumnos de cuarto, quinto y sexto de Primaria (79 chicos y 58 chicas) y 42 madres y padres. Un grupo jugó en clase al videojuego Happy 8-12, que plantea 25 conflictos para resolver, de los cuales 15 en un entorno escolar y 10, familiar. Otro grupo jugó en la escuela a ese mismo videojuego y en casa, con la ayuda de sus padres, a otro denominado Happy for Families en el que deben resolver 30 conflictos en escenarios familiares cotidianos. Otro grupo no usó videojuegos.
Los investigadores constataron que la regulación emocional aumentó 7.23 puntos (de 65.29 a 72.52) en el grupo que había utilizado los dos videojuegos, la competencia social se incrementó de 57.90 a 62.24 puntos (4.16 más) y la competencia emocional global, de 289.71 a 313.48 (+23.57). “Ambos videojuegos, sin duda, ofrecen evidencias prometedoras para mejorar las competencias emocionales, destacando la importancia de desarrollar nuevos programas que impliquen a los padres en la intervención, para maximizar su impacto”, afirma Filella.
Para futuros estudios, los investigaciones plantean una muestra más amplia que incluya familias con altos niveles de conflictos, habilidades emocionales bajas o niños con necesidades especiales. También quieren estudiar la cohesión familiar, la presencia de conflictos y la calidad de las relaciones entre padres e hijos.