Los vecinos de Cappont, con memoria pero sin temor
Los vecinos de Cappont que vivieron la riada de 1982 tienen muy presente el recuerdo de ese día, lo que hicieron para protegerse del agua y los estragos que causó. No les preocupa en demasía que el barrio sea inundable y critican que sirva de excusa para no construir el ansiado instituto
“La mañana que vino la riada me pasé las horas previas llevando los coches de los parkings de Alfons II y Comte de Vinatesa hasta el Lamolla y, cuando cogí la última furgoneta, el agua llegaba a las ruedas y las tapas de alcantarilla de la calle salían disparadas”. Este es el recuerdo que Arcadi Farré, un vecino de Cappont que regenta una frutería en Comte de Vinatesa, tiene de la riada del Segre de 1982, de la que ayer se cumplieron 42 años. Un episodio que sigue muy vivo entre los vecinos de Cappont que lo sufrieron, que aseguran que en aquel momento “mucha gente hizo caso omiso de los avisos y pensaban que no sería para tanto”.
Por otro lado, no les preocupa en exceso que Cappont sea una zona inundable, ya que se tomaron medidas, como la canalización, para evitar que se repitieran riadas como esa, pero critican que se use como excusa para privar al barrio de equipamientos como el reclamado instituto. “Si pueden vivir miles de personas y tener ambulatorio, la universidad y tres colegios, puede haber un instituto”, aseguran.
Rosa Escarp conversaba ayer por la mañana en su carnicería de la calle Agustins con una vecina sobre la riada y las dos coinciden en destacar un recuerdo: el ruido del agua. “Es lo que más me viene a la cabeza de ese día, ver una tromba de agua entrando a toda velocidad por avenida de Les Garrigues con un ruido que daba miedo, y en ese momento cerramos la tienda y nos refugiamos en casa, donde pasamos el día sin agua ni luz”, explica. Su clienta también destaca la virulencia con la que el agua entró en Cappont.
“Las tapas de alcantarilla salían disparadas y arrastraba cubos de basura llenos y piedras como si fueran de papel, no fue una gran inundación, pero sí fue muy gordo ver el barrio con un metro de agua”, indica. Farré remarca que la inundación de la zona noreste de Cappont “fue porque se desbordó el canal de Seròs y esa agua con barro se llevaba bidones de decenas de litros de aceite y ruedas enteras de tractor como si nada, era impresionante y por suerte se pudo avisar a la gente con antelación”.
Escarp añade que “el aviso corrió gracias al boca-oreja de los vecinos y mi hermana nos avisó a las dos de la mañana del domingo al lunes de que venía una riada y nos decía que nos iba a pasar como en València, donde hacía unos días que se había roto la presa de Tous”.
Por su parte, Joan Moraño, que regenta una joyería en Riu Ebre, rememora que “mucha gente no hizo caso a los primeros avisos, no eran conscientes del peligro, pero la tromba de agua fue terrible, se inundaron todos los bajos y sótanos y no pudimos entrar dentro hasta al cabo de 15 días, cuando se pudo retirar todo el barro”. Gemma Capdevila, que tiene una mercería en la avenida València, dice que “entonces tenía 12 años y no me enteré de lo grave que fue hasta un tiempo después, pero recuerdo que Cappont se inundó porque el canal de Seròs se desbordó y dos primos míos murieron por la riada en Capdella”.
En cuanto a los trabajos posteriores a la riada, los vecinos coinciden en que suerte tuvieron de los voluntarios. “Todo el mundo arrimó el hombro para limpiar portales y locales y el hotel Condes de Urgel dejaba usar su teléfono para que llamásemos a familiares y amigos, fue duro vivir esa experiencia, pero pese a todo se pueden rescatar cosas bonitas”, concluye Escarp. Sobre el hecho que Cappont sea zona inundable, la mayoría de los vecinos consultados no temen sufrir otra riada como en el 82, ya que “está la canalización, hay pantanos y más mecanismos de control que evitarían el caos que hubo entonces”.
La presidenta vecinal, Veni Ros, recuerda que la riada del 82 “no fue catastrófica, pero enfangó todo el barrio”. Dice que “llevamos tiempo reclamando una solución” al riesgo de inundación, pero no lo ve preocupante. “De hecho, la Paeria ya está trabajando en una solución, pero pedimos que no se escondan tras esta excusa para no construir el instituto, porque esta situación no impidió construir otros equipamientos”, zanjó Ros.
“Hay que evaluar todos los riesgos para decidir la protección”
“Hay que evaluar todos los factores de riesgo para decidir las actuaciones”, dice Joan Escuer, geólogo y profesor de la Universitat Carlemany, en relación a la inundabilidad de Cappont y el proyecto del instituto. Sobre si un muro en Grenyana es una protección suficiente, afirma que “tomar medidas para un peligro muy grande costará mucho dinero, todo depende de para qué magnitud las diseñas”. “Se dice que con el pantano de Rialb ya no volverá a pasar una riada como la del 82, pero depende de que sea igual, porque nadie garantiza que no caerá más lluvia en poco tiempo o lo hará debajo de Rialb”, indica.
Escuer no se pronuncia sobre el instituto. “Quizás no es el mejor lugar, pero igual es donde se necesita”, señala, pero no ve viables equipamientos como un hospital o cuarteles de Mossos o bomberos, que deben estar siempre operativos.