El fin del puerta a puerta en Pardinyes y Balàfia: crónica de una muerte anunciada
Su aplicación acaba hoy después de que ya comenzara con mal pie en plena pandemia
La recogida de basura puerta a puerta en 3.700 viviendas de Pardinyes y Balàfia -en la parte de ambos barrios situada a la derecha de su rambla central en sentido hacia la plaza de los Països Catalans- se implantó en marzo de 2021. Por primera vez, este sistema se aplicaba en dos zonas donde predominaban los bloques de pisos, a diferencia de Ciutat Jardí y Vila Montcada, donde la gran mayoría de casas son unifamiliares. Se hizo en plena pandemia de la Covid, cuando estaban en vigor grandes restricciones a las reuniones en espacios cerrados. Así que la información previa se basé en unos dípticos informativos y en dos reuniones telemáticas en las que participaron solo unos cientos de los más de 10.000 vecinos afectados. El reparto del material para su puesta en marcha podría haber servido para ampliar la información, pero en unos momentos en los que para salir de casa había que llevar mascarilla y cuando la vacunación de la Covid aún se encontraba en la primera fase, tanto los que lo entregaban como los que lo recibían tenían más interés en abreviar el trámite que en dar explicaciones ( los primeros) o pedirlas (lo segundos).
El resultado fue que el puerta a puerta comenzó sin que mucha gente supiera muy bien cómo funcionaba. En las primeras semanas ya quedó claro que no iba bien, porque abundaba el vertido de basuras al lado de los contenedores de orgánica y vidrio, los únicos que se mantenían en las calles, y en puntos como los cruces de las calles Tarragona y Pere Cavassèquia y de Sant Pere Claver con Enginyer Cellers se formaron auténticos vertederos urbanos. Los que se esforzaban en cumplir lo establecido veían que, además de tener que acumular determinados residuos unos días en su piso, dentro de la entrada de su bloque tenían uno o dos contenedores para el papel y el cartón que algunos convecinos no utilizaban como era debido y que en la calle había más desperdicios que nunca. Es decir, que había basura por todas partes.
Entonces gobernaba el tripartito de ERC, Junts y Comú. Este último grupo, con dos ediles, era el que dirigía Medio Ambiente. ¿Y cuál fue su actuación ante esta situación? Destacar que el porcentaje de reciclaje se había más que duplicado, eso sí, sin detallar si el número de kilos recogidos había bajado ni cómo contabilizaba los residuos tirados fuera de los contenedores, pero sin poner en marcha ningún programa de acompañamiento para los vecinos, aprovechando que las restricciones por la Covid se estaban relajando.
El Comú dejó el gobierno a finales del verano de 2021, y ERC y Junts tampoco consiguieron remontar la situación. Sus principales actuaciones fueron poner en marcha una especie de "policía de las basuras" para intentar localizar a los infractores que las tiraban en la calle y crear una brigada de refuerzo que recogiera todo lo que estaba fuera de los contenedores. No dio la sensación que el puerta a puerta fuera una prioridad, lo que quedó claro en la campaña electoral de las municipales de 2023, cuando ambas formaciones apostaron por implantar un modelo de contendores con chip en las calles con el nuevo contrato de limpieza de la ciudad, que debía entrar en vigor en este mandato.
Por su parte, el PSC, que era el principal partido de la oposición, se mostraba más ambiguo, pero nunca apoyó públicamente el puerta a puerta en estos barrios. Y cuando recuperó el gobierno en estas elecciones, pronto quedó claro que tampoco era su modelo, como tampoco lo es del que ahora es el principal partido de la oposición en votos, el PP. La realidad es que en la actual Paeria solo uno de los 27 concejales quiere que el puerta a puerta siga en estos barrios y se implante en la mayoría de las ciudad, así que su supresión solo era cuestión de tiempo, y ha llegado hoy.
Ahora bien, la problemática de los vertidos en las calles no es exclusiva de estas zonas, todo lo contrario. Antes de la Covid, solo eran habituales en unas calles de un par de barrios, pero sea por lo que fuere, con la pandemia se expandieron por toda la ciudad como una mancha de aceite. El ayuntamiento confía en que la nueva concesión de la limpieza, que debería entrar en servicio a lo largo del próximo año, servirá para poner fin a esta situación, algo que está por ver, porque son muchas las personas que han adquirido el hábito de dejar todo tipo de residuos donde les place, y ya se sabe que los malos hábitos son difíciles de erradicar.