LLEIDA
Un preso agrede sexualmente a una funcionaria en la cárcel de Lleida
El recluso, con historial de acoso sexual, atacó por la espalda a la empleada tras la cena en el módulo 5 de la prisión Ponent.
El lunes por la noche, un interno del centro penitenciario Ponent en Lleida agredió sexualmente a una funcionaria. Los hechos tuvieron lugar después de la cena en el módulo 5 de la cárcel, cuando los empleados se disponían a abrir las celdas para el recuento nocturno. Según fuentes penitenciarias, el recluso abordó por la espalda a la funcionaria, sujetándola con fuerza y haciéndole varios tocamientos, mientras restregaba sus genitales contra ella. Tras forcejear, la víctima logró zafarse del agresor.
El interno, lejos de obedecer las órdenes, tuvo que ser reducido y aislado en el departamento especial (DERT). Incluso recibió reprimendas por parte de otros reclusos que presenciaron el incidente. Cabe destacar que este mismo recluso ya protagonizó un episodio similar en 2014, cuando encerró a otra funcionaria en un despacho mientras se masturbaba.
Fuentes penitenciarias calificaron al agresor como "un interno completamente inadaptado al régimen disciplinario y un auténtico peligro público de cara a su libertad definitiva, ya que su rehabilitación es imposible". Con nueve ingresos en prisión desde 1996, actualmente cumple una condena de más de seis años por robo, con libertad definitiva prevista para 2028.
Historial conflictivo
Según informaron las mismas fuentes, todos los indicadores de evaluación penitenciaria del recluso muestran un alto riesgo de reincidencia violenta y quebrantamiento de condena en caso de permisos o salidas programadas. Su expediente en Ponent acumula más de 50 faltas disciplinarias graves y muy graves, así como innumerables actos de desobediencia. Pese a ello, el interno percibe una pensión no contributiva mensual de unos 500 euros.
Otro caso reciente en un centro de menores
A finales de mayo, se registró un incidente de características similares en el centro de justicia juvenil El Segre, ubicado en la partida de Rufea. Una educadora sufrió tocamientos por parte de un joven interno que, irónicamente, cumplía condena por un delito sexual. Gracias a la intervención de un vigilante, la víctima fue liberada. El agresor fue apartado de su unidad y se le abrió un expediente disciplinario.