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Ciudades de Lleida se llenan de pájaros por la ausencia de depredadores y la fácil alimentación

Grandes bandadas de estorninos y palomas colonizan tejados de edificios y árboles urbanos en Lleida, Balaguer y Mollerussa

Una paloma pasea por una zona colonizada de Lleida. - MAGDALENA ALTISENT

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Las principales ciudades de la provincia de Lleida, como la capital, Balaguer o Mollerussa, están siendo colonizadas por grandes colonias de estorninos y palomas ante la ausencia de depredadores que amenacen su integridad y por la abundante disponibilidad de alimento en los núcleos urbanos. A esto se suma una clara reducción del arbolado en las periferias.

La falta de depredadores naturales como halcones, búhos y lechuzas, unida a la disponibilidad de comida y agua, la existencia de numerosos lugares de refugio donde anidar y la presencia de áreas de calor, entre otras causas por el funcionamiento de las calefacciones pero también en general por la menguante intensidad del frío invernal, confluyen para situar a estas ciudades como un lugar atractivo de estancia invernal para los estorninos y anual para otras aves como las palomas. Sus deyecciones, susceptibles de corroer la pintura de los automóviles y del mobiliario urbano, generan molestias que se suman a las de las emisiones sonoras.

A estas causas, a las que se añade la pérdida de 31.500 hectáreas de superficie forestal en el llano de Lleida en una década, se suma la migración invernal a la península ibérica de estorninos del centro y norte de Europa para pasar el invierno, una parte creciente de los cuales se queda al llegar la primavera en un proceso de aclimatación similar al que se ha dado en las últimas décadas con las cigüeñas.

¿Tiene solución la creciente presencia de estorninos en las ciudades?

"Cuando más molestias provocan es en invierno, que es cuando más aumenta su población", explica Cristina Sánchez, delegada de SEO-Birdlife en Cataluña, quien advierte que "lo único que se puede hacer es identificar o diseñar posibles dormideros, siempre con el asesoramiento de expertos, y fomentar que los utilicen".

Desde el Ayuntamiento de Lleida señalan que "se intenta minimizar las molestias, principalmente mediante la limpieza", y rechazan tomar otro tipo de medidas ante la presencia de las bandadas de aves. En Mollerussa optaron por podar árboles que utilizan como dormidero, aunque habrá que ver el efecto a medio plazo de esta medida, que suele derivar en el desplazamiento a zonas próximas de los vuelos vespertinos y los dormideros. "No se ha detectado ningún incremento de la problemática", apuntan desde el consistorio leridano. "De hecho, la tendencia poblacional invernal, según los datos del Instituto Ornitológico de Cataluña, es a la estabilidad y con decrecimiento en los últimos años", añaden. Pero su presencia es habitual.

Los palomas, otra ave urbana en expansión

Ocurre algo similar con las palomas, cuya superpoblación intentan frenar en Balaguer con capturas mediante jaulas. "En la ciudad encuentran más lugares de nidificación, la presencia de depredadores es claramente inferior y tienen mucha disponibilidad de comida y agua", describe Sánchez.

Estorninos, aves adaptadas a entornos urbanos

"Como todas las aves que vuelan mucho, los estorninos defecan mucho. Es algo adaptativo, esencial para mantener el peso bajo para una aerodinámica óptima. Cuando se les acumula un poco de desecho en los intestinos, lo expulsan directamente para mantenerse limpios, ligeros y con un peso apto para el vuelo", describe la ecofilósofa Lyanda Lynn Haupt en El estornino de Mozart (Capitán Swing, 2023), en el que disecciona esta especie de ave capaz de adaptarse a "entornos urbanos densos, lugares donde las especies más sensibles no pueden sobrevivir a largo plazo", y que, "sencillamente, no se pueden erradicar".

Con una dieta a base de cereales, fruta, insectos y pienso de granjas, su excremento incluye, como el de las palomas y en la parte blanca del pósito, una elevada concentración de ácido úrico, de alta capacidad corrosiva y capaz de abrasar barnices y pinturas; y ácido fosfórico, especialmente nocivo para el cemento y otros materiales de construcción. Los excrementos de estos dos animales también contienen histoplasma, un hongo cuyas esporas son susceptibles de causar en los seres humanos una patología pulmonar y ocular conocida como histoplasmosis. De estos factores se deriva el riesgo que la acumulación de estos excrementos conlleva para la salud humana.

Posibles soluciones y medidas de control

Ante la dificultad de erradicar por completo a estas aves de las ciudades, los expertos recomiendan medidas de control y reducción de molestias como:

  • Identificar y acondicionar posibles dormideros, con el asesoramiento de ornitólogos, para tratar de concentrar allí a las aves.
  • Limpiezas periódicas de las zonas más afectadas por los excrementos, para minimizar los daños y riesgos sanitarios.
  • Poda selectiva de árboles utilizados masivamente como dormideros, aunque con precaución para evitar desplazamientos a otras zonas.
  • Captura controlada de palomas en zonas de superpoblación mediante jaulas y métodos no lesivos.
  • Campañas de concienciación ciudadana para evitar dar de comer a las aves en lugares públicos.

En cualquier caso, se trata de un fenómeno creciente ligado a la expansión urbana y los cambios en el entorno natural, que requerirá de una gestión adaptativa a medio y largo plazo, basada en el conocimiento científico y el equilibrio entre el bienestar animal y la calidad de vida de las personas en las ciudades.

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