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«El móvil es una jaula, si entras, es difícil salir»

Alumnos y alumnas de segundo de ESO del instituto Josep Lladonosa de Lleida muestran sus smartphones. - S.ESPÍN

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Holi, Ainara, Alba, Arsenda, Pol i Erik son alumnos de segundo de ESO del instituto Josep Lladonosa de Lleida y todos tienen smartphone. Algunos ya desde tercero o cuarto de Primaria y los otros desde los 11 o 12 años, al comenzar la Secundaria. A la mayoría, su familia les impone un límite de tiempo diario de uso, que va desde los 35 o 45 minutos a una hora, pero otros pueden utilizarlo de manera ilimitada. Uno de estos últimos reconoce que se siente un poco ‘enganchado’ y cree que “el móvil es una jaula, si entras es difícil salir”. “Cuando llego a casa, cojo el móvil y pienso, después haré los deberes, pero pasan las horas y no los hago. Y así siempre. Cuando tengo el móvil, me digo, voy a dejarlo, pero a los dos minutos lo vuelvo a coger. Podría estar aprovechando el tiempo en otras cosas, pero no lo hago”, confiesa, mientras otro apunta que “si los adultos a nuestra edad hubieran tenido los móviles que tenemos ahora, estarían igual de enganchados”. 

Otra de las estudiantes, que sí tiene un tiempo restringido, también reconoce que “pierdes la noción del tiempo”. “Yo me pongo a mirarlo a las 17.30 cuando he acabado los deberes y me pasa media hora como si hubieran sido cinco minutos”, apunta. En cambio, otro subraya que “no nos sentimos adictos al móvil” y una pone como ejemplo que estuvo “diez días de campamentos sin móvil y no lo eché de menos”. En este sentido, otra indica que “a mí me gusta utilizar el móvil, pero si una amiga me propone hacer una actividad, obviamente elegiré ir con mi amiga”. En cambio, otra señala que “para qué salir si estás en casa con el móvil y te puedes entretener toda la tarde”. “Puedes aprender inglés o hablar con los amigos, no hay necesidad de salir a hacer algo”, remarca. 

En todo caso, todos definen que tener un smartphone a su edad es totalmente necesario para comunicarse con sus amigos y con su familia porque, argumentan, ya van solos por la calle o se quedan en casa sin nadie más “y pueden pasar mil cosas”. Creen que esperar a los 16 años “no tiene sentido porque quien es inmaduro no madurará de golpe al cumplir los 16”. En este sentido, una de las estudiantes quiso dejar claro que “el móvil es una herramienta que utilizada con abuso se convierte en algo malo, pero en sí no debería serlo”. “Es un recurso que te ayuda y yo no le veo nada de malo, el problema es cuando abusas”, sentencia.

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