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La mitad de edificios de los principales municipios de Lleida, anteriores a 1980

Arquitectos y administradores de fincas ven necesario promover la rehabilitación

Vista del barrio de la Mariola, donde la mayoría de los inmuebles fueron construidos en los años sesenta y setenta. - MAGDALENA ALTISENT

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Alrededor de la mitad de los inmuebles de las capitales comarcales de Lleida tienen más de 45 años. Según los datos de una plataforma del ministerio de Vivienda, son más del 50%, mientras que el Catastro los sitúa en torno al 40% y los arquitectos y administradores de fincas alertan de que hay un déficit de mantenimiento y de rehabilitación.

Entre un tercio y la mitad de los edificios de las capitales comarcales de Lleida tienen más de 45 años de antigüedad, según la base de datos de la dirección general del Catastro. Únicamente Mollerussa, con el 29,44%, está por debajo. El porcentaje es del 33,9% en Lleida ciudad, mientras que Les Borges, con el 49,5%, y Tremp, con el 47,89% son los que tienen más inmuebles construidos antes de 1980. La proporción es mayor, de entre el 50% y el 70%, según los datos de la plataforma Urban3R del ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, y solo Mollerussa, Vielha y Solsona aparecen por debajo del 50%, Los inmuebles de más de 45 años deben pasar la Inspección Técnica de los Edificios (ITE), pero en Lleida solo lo han hecho alrededor del 10%.

Un edificio antiguo no tiene por qué encontrarse en mal estado si hay un mantenimiento y renovación. El presidente del Colegio de Arquitectos en Lleida, Lluís de la Fuente, constata que el problema es que “no hay una cultura de mantenimiento” y el volumen de rehabilitaciones también es reducido. Sobre el mantenimiento, destaca que “las pocas comunidades” que llevan a cabo la ITE –teóricamente obligatoria para todos los que tienen más de 45 años– después “hacen lo mínimo” de lo que dice el informe. De la Fuente indica que esta inspección debería ser “como la ITV del vehículo o las que se hacen a los ascensores”, pero “nadie te obliga a hacer nada”. Considera que la administración debe actuar facilitando incentivos y recordando las actuaciones a las que obliga la legislación. Puso como ejemplos la disposición que obliga a que dentro de unos años todos los ascensores estén libres de barreras a la accesibilidad y no haya ninguna escalera entre la entrada al edificio y su puerta y la que obliga a retirar todas las cubiertas e instalaciones de fibrocemento.

Por su parte, el presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Barcelona-Lleida, Lorenzo Viñas, reconoció que “cuesta mucho” que las comunidades de propietarios aborden actuaciones de rehabilitación. En este sentido, señaló que la Agència Catalana de l’Habitatge (ACH) ha dado a su entidad la potestad de ayudar y revisar expedientes de las comunidades para conseguir ayudas de los fondos Next Generation para la rehabilitación energética. Opinó que, de acuerdo con los datos de la ACH, el ritmo de rehabilitación “va bien, pero debería ir mucho mejor, porque estamos en una tasa del 0,17% y sería necesario alcanzar el 2%, diez veces más, para ponernos al nivel de otros países europeos”. Viñas apunta que aunque los fondos europeos están ayudando a ejecutar reformas para la mejora de la eficiencia energética, sería necesario que tuvieran un criterio “más generoso”, y aboga por agilizar los trámites burocráticos. También añadió que debería haber más subvenciones para actuaciones como la retirada del amianto, ya que su coste es alto –debe ser retirado por operarios especializados y después hay que instalar una cubierta o otros elementos nuevos– y además es una cuestión “de salud pública”.

Coste estimado de más de 10.000 € por piso

La plataforma de datos Urba3R estima la demanda media actual de calefacción por vivienda en cada municipio y lo que costaría de media la rehabilitación para conseguir que fueran eficientes energéticamente, consumiendo menos. La horquilla varía entre los 8.965 euros por piso que calcula para Lleida ciudad y los 15.208 para Cervera, siendo Les Borges la segunda con un coste más alto, con 15.014 euros. En las demás, se sitúa entre 10.500 y 14.000.

Un parque de viviendas de los años setenta

Esta base de datos también establece el año promedio de construcción de las viviendas de cada municipio y en la mayoría es de la década de los setenta. Así, las de Lleida ciudad tiene como promedio 1973; las de La Seu, 1975, igual que las de Solsona; mientras que las de Tàrrega son más antiguas, de 1969. Otras de los años sesenta son de Tremp (1968) y Les Borges (1965). En cambio, en Mollerussa (1982) y Vielha (1983) los edificios son más modernos.

La huella del “boom” inmobiliario

Los datos que ofrece el Catastro muestran hasta qué punto fue importante la expansión urbanística de algunos municipios durante el “boom” inmobiliario registrado entre 2000 y 2008. Así, más de la mitad de los edificios de Alpicat, Torrefarrera y Alcarràs se construyeron en esta década, y en Alcoletge rozan el 50% del total. En Guissona, que ha vivido un crecimiento constante impulsado por la actividad de bonÀrea, también superan el 40%.

Inmuebles muy antiguos en los pueblos

Como resulta lógico, los pueblos pequeños que han perdido o apenas han ganado población son los que tienen un parque de viviendas más antiguo porque en las últimas décadas se han construido pocas. Así, los datos del Catastro indican que 425 edificios de los 581 de Guimerà son anteriores a 1950, igual que 129 de 212 en Els Omellons, 323 de 457 en Llardecans, 257 de 345 en Maldà, 66 de 103 en Esterri de Cardós o 130 de 153 en Nalec.

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