EMERGENCIAS
Salva la vida a un camionero que se atragantó en un restaurante: “un héroe sin capa”
Ocurrió en Casa Aurora, en el polígono El Segre de Lleida. Un cliente auxilió al chófer, que se ahogaba, y le hizo la maniobra de Heimlich para expulsar un trozo de carne
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Guillermo Márquez atendió a SEGRE ayer cuando comía en el restaurante Casa Aurora. - JORDI ECHEVARRIA
Guillermo Márquez es un camionero de Valls de 60 años que el lunes estuvo a punto de morir ahogado al atragantarse con un trozo de bistec cuando comía en el restaurante Casa Aurora, en el polígono El Segre. Otro cliente le salvó la vida con la maniobra de Heimlich –un procedimiento de primeros auxilios que permite desobstruir el conducto respiratorio bloqueado por un trozo de alimento o cualquier otra causa–.
Márquez, que ayer volvió a almorzar en el restaurante, se ha quedado con las ganas de saber quién es la persona que le salvó. “Un héroe sin capa”, explica. De hecho, SEGRE supo de lo ocurrido por el mismo afectado, que ayer por la mañana envió un correo (ver desglose).
El chófer comenta que “no fui consciente del peligro hasta que noté que me iba a desmayar. Me puse de pie de un salto, intentando desesperadamente expulsarlo. El resto de comensales no sabían qué me estaba ocurriendo pero entonces pasó un hombre de unos 45 años que ya se iba, se dio la vuelta y me hizo la maniobra de Heimlich. A la tercera o cuarta vez que presionó expulsé el trozo de carne. Pensaba que me moría”.
El vecino de Valls afirma que “me quedé temblando, le di las gracias pero ni le pregunté cómo se llamaba. Me gustaría saber quién es para mostrarle como se merece mi agradecimiento”. Ayer volvió al restaurante. “Habré venido unas cinco o seis veces, cuando tengo un viaje a Huesca. Hoy (por ayer) he vuelto por si me lo encontraba pero los responsables del restaurante me han dicho que no lo conocen porque no es un cliente habitual. Les he dejado mi número de teléfono por si vuelve. También me gustaría que el periódico me ayudara haciendo difusión”, comenta Guillermo Márquez, que añade: “no soy creyente pero fue cómo un ángel. Estaba en el lugar y en el momento justo. Me ha salvado la vida”.
"Un héroe sin capa"
No fui consciente del peligro hasta que noté que me iba a desmayar, así que me puse derecho de un salto intentando desesperadamente tragármelo o expulsarlo. Fue entonces cuando apareció un hombre que salía del restaurante, se giró y me abrazó con tanta fuerza que todavía hoy me duele el pecho.
Me hizo la maniobra de Heimlich. No sé su nombre pero sí que sé que este tipo anónimo me salvó la vida. ¡Sólo me quería desahogar!