Obama: “Nuestra diversidad no es una debilidad, sino una fortaleza”

“Sabemos que nuestra diversidad, el mosaico que compone nuestra herencia, no es una debilidad, sino que es y siempre será una de nuestras mayores fortalezas”, defendió ayer el presidente de Estados Unidos, Barak Obama, en una ceremonia celebrada en el Pentágono coincidiendo con el 15 aniversario de los atentados del 11-S de 2001. En este punto fallecieron 184 de los casi 3.000 fallecidos el 11-S.

Obama recordó a las víctimas de los atentados e insistió en que el país “nunca olvidará” la tragedia ni a los que perdieron “sus preciosas vidas” en ella. Subrayó que “la mejor manera” de homenajear a quienes murieron entonces es “continuar siendo” los mismos como nación.“El homenaje más perdurable para aquellos que perdimos es los Estados Unidos que continuamos siendo”, dijo el mandatario en un acto que se celebró coincidiendo con la hora en la que uno de los aviones que participaron en los atentados se estrelló contra las instalaciones del Pentágono.El presidente estadounidense, en su última conmemoración de la tragedia como mandatario, afirmó que los supervivientes del 11 de septiembre son para él y para el país “una inspiración”.

También aprovechó para abordar las amenazas terroristas a las que se ha enfrentado y se enfrenta el país y aseguró que “grupos como Al Qaeda y el Estado Islámico (EI) saben que nunca serán capaces de derrotar a una nación tan grande y fuerte como Estados Unidos”.

Obama señaló que la amenaza que afronta hoy en día el país ha evolucionado desde aquel 11-S, y después de atestar “golpes devastadores a Al Qaeda” y acabar con Osama bin Laden, son los lobos solitarios quienes ahora atacan desde “Boston a San Bernardino u Orlando”.Acompañado por el secretario de Defensa, Ash Carter, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Joseph Dunford, Obama acudió a las instalaciones del Pentágono después de guardar un minuto de silencio en el Despacho Oval.El vuelo 77 de American Airlines fue el tercero en hacer impacto aquel fatídico 11 de septiembre después de que cinco terroristas saudíes secuestraran la aeronave que partió del Aeropuerto Internacional de Dulles, en Washington, con destino a Los Ángeles, y estallara en el Pentágono. Cuando llevaba apenas 35 minutos de vuelo, los yihadistas se hicieron con el control del avión e hicieron que se estrellara contra una de las fachadas del Pentágono, sede de la Defensa estadounidense, lo que causó la muerte a 125 personas dentro del edificio y a las 64 que iban a bordo del aparato.