REFUGIADOS EUROPA
Cientos de desaparecidos en el naufragio en Egipto, con 53 muertos
Los equipos de rescate egipcios encontraron ayer nueve cuerpos pertenecientes al naufragio de este miércoles en el Mediterráneo, elevando a 52 el número oficial de víctimas, según fuentes oficiales. La embarcación, con 600 personas a bordo, se hundió cerca de la costa de Burg Rashid, una localidad situada en la provincia de Beheira, en el norte de Egipto. Los servicios de rescate consiguieron salvar a 169 personas hasta la fecha, por lo que se teme que el número de víctimas mortales puede ascender a varios cientos. Las autoridades detuvieron a cuatro miembros de la tripulación y la Fiscalía ordenó su encarcelación durante el curso de la investigación. Mientras, los inmigrantes rescatados fueron puestos en libertad.
Por otra parte, sigue la tensión en el campamento francés de Calais, donde miles de inmigrantes confinados a un espacio sin saneamiento básico esperan a que se resuelva su situación legal. En ese amenazante panorama, el ambiente se ha enrarecido por las recurrentes peleas entre sudaneses y afganos. El mayor “bidonville” (barrio chabolista) de Francia fue noticia por un aumento de los episodios de violencia, y no solo entre la policía y los inmigrantes. Los cooperantes que trabajan sobre el terreno alertaron de que las peleas entre grupos de ambas nacionalidades son cada vez más frecuentes, sobre todo cuando cae la noche, y avisan de que los niveles de conflictividad empeorarán si no se encuentra una solución.
En otro orden de cosas, el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude-Juncker, calificó como “inaceptable” que algunos países de la Unión Europea se nieguen a acoger refugiados porque son musulmanes, en alusión a la postura expresada por algunos Estados miembro del este, y subrayó que si no participan en la reubicación, tendrán que colaborar en la protección de fronteras exteriores. Además, por su parte, el presidente del Consejo de Europa, Donald Tusk, aseguró que la Unión Europea ha actuado “con empatía” en todas sus intervenciones para resolver el problema de la crisis migratoria.
Y es que el primer ministro húngaro, Viktor Orban, defendió que todos los inmigrantes ilegales deben ser “acorralados y expulsados” de la Unión Europea, para luego ser concentrados en grandes campos de refugiados fuera de las fronteras de la UE, donde puedan solicitar asilo. “Podría ser en una isla, o en la costa del norte de África, pero la seguridad y los suministros de estos campos deberían ser garantizados por la Unión Europea por su propio bien”, añadió.