Angela Merkel se presenta como garantía de estabilidad en Alemania frente al populismo

La canciller alemana, Angela Merkel, logró ayer el apoyo casi cerrado de sus filas conservadoras, a falta de diez meses para unas elecciones generales en las que optará a un cuarto mandato y ante una campaña electoral que, advirtió, “no será dulce”.

El congreso federal de la Unión Cristianodemócrata (CDU) que se celebra en Essen la ratificó como presidenta con un 89,5% de los votos, dos semanas después de anunciar su decisión de presentarse a la reelección como canciller.

La votación siguió a un discurso de una hora y media de la líder, quien pidió a sus filas unidad ante una campaña electoral que “no va a ser fácil”. “Necesitaré vuestra ayuda”, afirmó presentándose como una garante de la estabilidad en un mundo agitado por las fuerzas de la globalización, la guerra y la elección de Donald Trump en Estados Unidos antes de ser reelegida como presidenta de su partido.

Merkel comenzó su intervención con el tema dominante en este congreso, la política de refugiados, la cuestión que más ha minado su liderazgo y más problemas le ha acarreado con su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), que le exige un giro derechista.

Aludió a la emergente derecha radical de Alternativa por Alemania (AfD), la formación que según todos los pronósticos logrará en 2017 escaños en el Bundestag, algo que hasta ahora no obtuvo ningún partido ultraderechista en este país.

Buscó el acercamiento hacia el ala más derechista de la CDU y hacia la CSU, cuando afirmó que no todos los refugiados podrán quedarse en Alemania y se comprometió a agilizar las expulsiones de aquellos que no tengan perspectivas de ser admitidos como asilados. Asimismo, fue aclamada al pronunciarse a favor de vetar el burka u otros velos islámicos integrales “en los espacios públicos donde es posible prohibirlos”, para resaltar que en una sociedad abierta corresponde ir “con el rostro descubierto”.

Además, prometió que, de ganar las elecciones, no habrá subida de impuestos y calificó de “vergüenza” el apoyo ruso al régimen de Bachar al Asad.

parís

El presidente de Francia, François Hollande, designó ayer al hasta ahora ministro del Interior, Bernard Cazeneuve. Su designación se produce después de que el jefe del Gobierno, Manuel Valls, anunciara el lunes que dejaba el cargo para presentarse a las primarias de la izquierda de cara a las elecciones presidenciales del próximo mes de abril.

Sin embargo, el ya ex primer ministro parece tener pocas opciones por ahora de convertirse en presidente dado que, aunque gane las primarias de la izquierda, quedaría en quinta posición en la primera vuelta de las presidenciales en abril, según un sondeo publicado ayer. La encuesta de Ifop-Fiducial para iTele, Paris Match y Sud Radio, realizada antes de que Valls anunciara su candidatura a las primarias y su dimisión, sitúa en cabeza al candidato de Los Republicanos, François Fillon, quien se impondría con el 28 por ciento de los votos. En segunda posición quedaría la ultraderechista Marine Le Pen, a la que hasta ahora en general se daba como posible ganadora en primera vuelta, con el 24%. Muy alejados de ambos se situarían los candidatos de la izquierda que, con el voto dividido, aglutinarían en torno a algo más del 30%. Así, en este bloque figura en cabeza el exministro Emmanuel Macron, con el 13,5%, seguido del líder del Partido de Izquierda Jean-Luc Mélenchon, con 12,5%. En quinta posición se situaría Valls, con un 10% de los votos, siempre y cuando este ganara las primarias socialistas. En caso de que el candidato final fuera alguno de los dos exministros que parecen tener más opciones de plantar cara a Valls, Arnaud Montebourg y Benoît Hamon, estos se harían con el 6 y el 5% de los votos, lo que les relegaría a la sexta posición, por detrás del centrista François Bayrou, quien lograría entre el 7 y el 9% de los votos.

Italia vota hoy los presupuestos para desbloquear la dimisión de RenziEl Senado italiano fijó ayer una sesión para hoy que estará dedicada a la votación de los Presupuestos de 2017, lo que podría adelantar la oficialización de la renuncia del primer ministro, Matteo Renzi, después de que el presidente de la República, Sergio Mattarella, le instara a posponer su de dimitir tras la derrota de la reforma constitucional en el referéndum del domingo para no poner en riesgo la aprobación de las cuentas públicas. La votación en el Senado es en realidad una maniobra política para solventar cuanto antes el debate parlamentario, que conlleva la discusión de todo tipo de enmiendas. Los presupuestos serán presentados bajo la etiqueta de una moción de confianza al actual Gobierno.