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POLÍTICA SOBERANISMO

Puigdemont: Un año en el Govern

Carles Puigdemont agradece el apoyo del Parlament tras su investidura como President de la Generalitat el 10 de enero de 2016.

Carles Puigdemont agradece el apoyo del Parlament tras su investidura como President de la Generalitat el 10 de enero de 2016.

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Más de tres meses después de las elecciones del 27-S, Carles Puigdemont, en esos momentos alcalde de Girona, fue investido como President de la Generalitat tras unas negociaciones entre Junts Pel Sí y la CUP que parecían condenadas al fracaso, que se diltataron hasta rozar el plazo legal previo a la convocatoria de unos nuevos comicios en marzo, y que se recondujeron finalmente con la retirada de Artur Mas como candidato a encabezar de nuevo el Govern.

Este martes se cumple el primer aniversario de la investidura de Puigdemont, que llegó a la Generalitat prometiendo llevar al país a la independencia en un término de dieciocho meses, doce de los cuales ya ha agotado. La reintroducción del referéndum en la hoja de ruta consensuada entre JxSí y la CUP a inicios de la legislatura prolongará ese calendario, como poco tres meses más.

El objetivo de la legislatura es conducir Catalunya “de la postautonomía a la preindependencia”

La portavoz del Govern y el conseller de Cultura destacan en la batalla sucesoria en el PDeCAT

Puigdemont afirmó en su discurso de Nochevieja que quiere celebrar un referéndum sobre la independencia, legal y vinculante y aplicar el resultado sin dilaciones ni excusas. Ni el President ni nadie del bloque independentista han explicado hasta el momento cómo piensan llevarlo a cabo sin entrar en colisión con las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional.

El Govern avanzó que aprobará una ley, la de transitoriedad jurídica, que sustituirá a la legalidad española y dará amparo al referéndum. JxSí y la CUP no han explicado el contenido de la ley de transitoriedad más allá de su primer artículo, que define a Catalunya como una “República de derecho, democrática y social”.

A Puigdemont apenas le quedan nueve meses para poder dejar a Catalunya lista para su separación del resto de España, algo que el President describió como el objetivo de pasar de la “postautonomía a la preindependencia”. El Govern se ha impuesto de plazo hasta septiembre para conseguir diseñar y celebrar un referéndum vinculante, validado y reconocido internacionalmente. Además de perfilar e implementar las estructuras del futuro Estado independiente, por si gana el ‘sí’.

Septiembre resolverá el mandato de Puigdemont, que anunció esta semana que “el año que viene no seré President”, pero dos acontecimientos cercanos -la asamblea de la CUP del 28 de enero, y el juicio contra Mas y las exconselleras Joana Ortega e Irene Rigau por la celebración del proceso participativo del 9-N, que arranca el 6 de febrero- marcarán el futuro de la legislatura.

Los cupaires tienen aún que decidir si apoyan los presupuestos de la Generalitat. Todo puede pasar en el cónclave de la CUP, empates incluidos. Si se decide el veto a las cuentas de la Generalitat, las elecciones catalanas se podrían incluso adelantar para la primavera, aunque los anticapitalistas han querido desvincular en varias ocasiones la aprobación o no de los presupuestos de un final prematuro de la legislatura.

El otro punto caliente para la presidencia de Puigdemont en este inicio de año es el juicio del 9-N. Por primera vez, el ‘procés’ se sienta en el banquillo y Mas, junto a Ortega y Rigau, podría ser inhabilitado. A este juicio, se suma el que tendrá que afrontar por la misma causa el exconseller y actual portavoz del PDeCAT, Francesc Homs, ante el Tribunal Supremo. Otro frente judicial del independentismo es la causa abierta contra la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, y los miembros de la Mesa de la Cámara catalana, por incumplir las resoluciones del Tribunal Constitucional tras aprobar las conclusiones de la comisión del Proceso Constituyente y que les podrían llevar también a la inhabilitación.

lleida

Carles Puigdemont aseguró este jueves que no será President dentro de un año, ya que no tiene “ninguna vocación” de ser candidato a la presidencia de la Generalitat, puesto que su “compromiso” es el de culminar el proceso independentista, una “nueva etapa” que requiere “nuevos liderazgos”. Su anuncio, no por reiterado, dio inicio al proceso del PDeCAT para buscar un candidato con garantías (ver más información en página 17).

Entre los nombres que suenan, destaca la portavoz del Govern, Neus Munté, para suceder a Puigdemont como candidata a la presidencia de la Generalitat cuando se celebren las próximas elecciones. Aún así, la batalla sucesoria en el PDeCAT se contendrá oficialmente hasta conocer si la legislatura sale adelante con los presupuestos pendientes de la decisión final de la CUP al respecto.

Junto al reto de consolidar la marca PDeCAT como un partido nuevo y desligado de Convergència, está también el de presentar un proyecto propio y diferenciado de ERC en el independentismo. Para esto la nueva dirección del PDeCAT baraja varios nombres para un liderazgo alternativo, junto a Munté suena el del conseller Santi Vila, pero también ha hecho varios descartes como, por ejemplo, Josep Rull o Jordi Turull, lastrados por haber acompañado a Oriol Pujol a los juzgados, cuando este fue a declarar por el caso de las ITV.

Otro factor es el papel que pueda desempeñar en la carrera sucesoria Artur Mas. El expresident tiene cita ante el Supremo y podría ser inhabilitado.

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