Elecciones que hacen temblar

El republicano Donald Trump dio la sorpresa con su triunfo en las elecciones de Estados Unidos y el 20 de enero tomará las riendas de la Casa Blanca. Una demostración del alza del populismo y el ultranacionalismo que podría repetirse en Europa en las elecciones que tienen que celebrar Alemania, Francia y Holanda.

La primera de estas tres grandes convocatorias tendrá lugar en marzo en Holanda, donde las encuestas dan como favorito de las presidenciales al ultra del PVV Geert Wilders. Los sondeos apuntan que su discurso contra la inmigración y nacionalista y proteccionista a ultranza le servirá para hacerse con el poder, a pesar incluso de que ha sido condenado por incitación a la discriminación.

Después llegará el turno a Francia, que celebrará la primera vuelta de las presidenciales el 23 de abril. Salvo vuelco electoral, los socialistas, que aún no tienen elegido a su candidato, podrían no pasar el corte. Pasarían así de dominar el Elíseo con Francoise Hollande a la cabeza, a quedar apeados de la pugna. Así las cosas, los franceses se tendrían que decantar entre el líder de la derecha, François Fillon, y la ultra Marie Le Pen. Los analistas consideran prácticamente imposible que la dirigente de la ultraderecha consiga la mayoría absoluta necesaria en la primera vuelta. En la segunda, se podría dar la paradoja que los socialistas pidieran el voto para Fillon en un intento de parar los pies a la ultraderecha.

Alemania, por su parte, irá a las urnas en septiembre. Angela Merkel, en principio, es la gran favorita para imponerse y poder tener posibilidades de un pacto con otros partidos que le asegurara seguir al frente de la cancilleria. Pese a ello, lleva meses siendo el blanco de los ataques de la ultraderecha. Primero por considerar buenista su política de acogida de refugiados. Ahora, por el atentado yihadista en el que fallecieron una docena de personas en un mercado navideño de Berlín.

Su permanencia en el poder en Alemania y los cambios en Francia y Holanda pueden ser claves en el devenir de la política de la Unión Europea, en la que cada vez son más los países que parecen querer poner freno a la integración, en especial en el ámbito político, abogando por más poder de los Estados. Y todo ello, con la negociación del Brexit sobre la mesa pero que no acaba de arrancar y que se anuncia dura y difícil.