Un parricida gallego se enfrenta a ‘cadena perpetua’

El vecino de Moraña (Pontevedra) David Oubel, acusado de asesinar a sus dos hijas menores de edad en julio de 2015, reconoció el crimen de las pequeñas en la primera sesión del juicio que desde ayer se sigue contra él en la Audiencia Provincial de Pontevedra y proclamó que se arrepiente, aunque dijo desconocer los motivos que le llevaron a asesinarlas. Se enfrenta a la petición fiscal más dura posible: prisión permanente revisable.

“Las situaciones que viven las personas a veces son límite”, afirmó después de reconocer los hechos tal y como los relata el fiscal en su escrito de acusación, en el que señala que el varón, “con evidente ánimo de acabar con la vida y con la finalidad de evitar cualquier posibilidad de defensa o huida” de sus dos hijas de 4 y 9 años de edad, les hizo ingerir fármacos antes de asesinarlas con una sierra eléctrica y un cuchillo.

El fiscal Alejandro Pazos manifestó a la salida de la sede judicial, tras concluir la primera sesión del juicio, que el que el parricida de Moraña haya reconocido ahora su autoría en la muerte de sus dos hijas en julio de 2015 no afecta “en nada” su petición de la pena de prisión permanente revisable.

Así, comentó que el reconocimiento de los hechos es simplemente “un elemento más” a valorar por los miembros del jurado “a la hora de formar convicción”, si bien remarcó que “es cierto es que cuando alguien asume los hechos de una manera tan palmaria, lógicamente el veredicto está bastante condicionado”. Mantuvo que este es un crimen “pasional”, alevoso y “calculado”, pues precisó de “preparación” para darle fármacos a las niñas para que “sus condiciones estuvieran mermadas” y suprimir su posibilidad de defensa, y tuvo que comprar el arma homicida “un día o dos antes”.

Prisión sin fianza para “el loco del chándal”La juez del juzgado único de Primera Instancia e Instrucción de Cazalla de la Sierra, en Sevilla, ordenó ayer el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza de Manuel González González, conocido como el ‘loco del chándal’, por quemar la casa donde vivían dos sexagenarias, para matarlas.