SUCESOS INVESTIGACIÓN
El crimen del Eixample pudo ser un suicidio pactado
El hombre de 30 años, habría matado a su madre, de 59, antes de quitarse la vida || El padre había muerto tres días antes
Los Mossos d’Esquadra barajan varias hipótesis sobre la muerte de una mujer de 59 años de edad y de su hijo de 30, cuyos cadáveres aparecieron el jueves por la tarde en su domicilio del Eixample de Barcelona, situado en un cuarto piso del número 539 de la calle Còrsega, aunque la que va tomando más forma es la de un suicidio pactado.
Pacto que podría haberse desencadenado tras la muerte del padre, tres días antes, por un cáncer en el hospital de la Ciudad Condal. Las primeras hipótesis apuntan a que el hijo habría asesinado a su madre, para, después, suicidarse.
Los Mossos precisaron que solo es una de las hipótesis, que está lejos de confirmarse
Según publicó el diario El País, los agentes de los Mossos d’Esquadra encontraron una nota de despedida que decía que ambos querían quitarse la vida, según fuentes policiales. Y explicaba que la mujer habría ingerido pastillas y alcohol.
Ella presentaba dos disparos y la otra víctima, un tiro, según esas mismas fuentes. En el domicilio los agentes encontraron dos armas de fuego, y balas del calibre 22.
Sin embargo, la Policía aseguró que solo es una de las hipótesis, que se trata de “una posibilidad que, por el momento, está lejos de confirmarse”.
El hallazgo de los cadáveres se produjo cuando un familiar del padre alertó, sobre las cuatro de la tarde del jueves, a las autoridades al comprobar que no podía contactar con la familia desde hacía horas.
Los vecinos de la finca se mostraron muy consternados por lo ocurrido. Estos destacaron la bondad del hombre fallecido. “A pesar de estar mal de salud, era un hombre que siempre cedía el paso en la escalera”, remarcó uno de ellos.
La muerte del marido afligió de manera severa a la mujer, que incluso explicó a sus familiares que no deseaba seguir con vida sin él, según relataron dos de sus vecinas.
Mientras, al hijo de la pareja lo describieron como un joven “muy grandote”, de casi dos metros, introvertido, que rehuía el saludo. Explicaron que padre e hijo trabajaban juntos en el campo de tiro de Montjuïc; la madre era ama de casa.
