Tres millones de catalanes se movilizan pese a la salvaje represión policial

Los miles de policías y guardias civiles desplazados a Catalunya para evitar el referéndum pasaron ayer a la acción. Hubo cargas brutales en todo el país, pero tres millones de personas se movilizaron para votar (o intentarlo). Se registraron más de 800 heridos, 129 en Lleida, de los que uno está grave en la Vall d’Hebron.

Cinco de la madrugada. Aunque ese pequeño detalle solo se notaba porque era noche cerrada: miles de personas en las calles defendían los colegios electorales.Ambiente festivo, desayunos populares, y primera consigna que tensó el ambiente: el aviso de que los Mossos d’Esquadra se personarían antes de que se constituyeran las mesas para impedirlo. Los agentes, sin embargo, siguiendo la consigna del mayor Josep Lluís Trapero, no forzaron disturbios y solo levantaron acta informando de que no podían acceder al local. Aplausos, agradecimientos espontáneos, y poco a poco se constituyeron las mesas. Mayoritariamente, con voluntarios, ya que los presidentes y vocales no se personaron ante la amenaza de los 300.000 euros de multa. Pronto se formaron largas colas, tanto por la gran afluencia de votantes como por los problemas informáticos que pronto evidenciaron que el referéndum no sería un camino de rosas. Los móviles echaban humo. Pronto llegaron las primeras imágenes de represión policial en Barcelona. Y, sin tiempo a asimilar lo que estaba ocurriendo en la capital catalana, primeras noticias de cargas ante el CAP de Cappont, en Alcarràs, en Soses, en Artesa de Lleida... el degoteo era constante. Policía Nacional y Guardia Civil peinaron todo el país requisando tantas urnas y papeletas como conseguían encontrar abriéndose paso con porras y hasta disparando balas de goma. La jornada se saldó con más de 800 heridos, 129 en las comarcas de Lleida, incluido un hombre de 70 años que se manifestaba pacíficamente en la Mariola y que a última hora de ayer estaba ingresado muy grave en el hospital Vall d’Hebron de Barcelona. En en esta ciudad, un joven también fue herido de gravedad por el impacto de una pelota de goma, pese a que en Catalunya está prohibido utilizar este método represivo tras el caso Esther Quintana.

En la Escola Oficial d’Idiomes de Lleida también se vivieron escenas de gran tensión, en las que los policías llegaron a disparar al aire. La respuesta de los concentrados en todos los puntos de conflicto fue alzar las manos y corear “aquestes són les nostres armes”.