Rajoy da cinco días a Puigdemont para que confirme si el martes declaró la independencia
En el caso de una respuesta afirmativa, el Gobierno fija un segundo plazo, hasta el jueves, para que rectifique y evite la aplicación del artículo 155
El jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, ha deseado este miércoles "fervientemente" que el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, acierte en su respuesta al requerimiento que le ha enviado el Ejecutivo al amparo del artículo 155 y le ha advertido de que no hay mediación posible entre la ley democrática y la desobediencia. Rajoy ha hecho estas consideraciones en su comparecencia ante el pleno del Congreso para informar sobre la situación en Catalunya.
Ha recordado que ha sido el Consejo de Ministros el que, en una reunión extraordinaria celebrada hoy, ha decidido enviar ese requerimiento a Puigdemont y ha precisado que, de su respuesta, dependerá "el futuro de los acontecimientos en los próximos días". "En su mano está -ha dicho- volver a la legalidad y restablecer la normalidad institucional, como todo el mundo le está pidiendo, o prolongar un periodo de inestabilidad, tensiones y quiebra de la convivencia en Catalunya". Y ve llegada la hora de "poner fin a este desgarro y hacerlo con serenidad, con prudencia y con el objetivo último de recuperar la convivencia·.
Para Rajoy, lo que está sucediendo en Catalunya es un cuestionamiento sin precedentes a los ejes sobre los que se sustenta una sociedad democrática: libertad, pluralidad y legalidad. "Los gobernantes de Catalunya han utilizado su posición institucional para perpetrar un ataque desleal y muy peligroso contra nuestra Constitución, la unidad de España, el propio Estatuto y, lo que es peor, contra la convivencia pacífica entre ciudadanos", ha añadido.
Rajoy ha asegurado que escuchará con mucha atención las propuestas que le quieran realizar otros partidos porque todo el mundo considera que debe contribuir a mitigar el desasosiego defendiendo las normas de convivencia, y ha ratificado su compromiso de perseverar en la unidad de los demócratas.
Tras repasar diversos acontecimientos ocurridos en los últimos años en torno al debate catalán, ha resaltado que en todo momento se ha mostrado abierto al diálogo. "Los gobernantes de Catalunya no pueden alegar que no se dialogó con ellos porque es falso", ha añadido antes de recordar que Catalunya ha tenido acceso a casi 70.000 millones de euros en mecanismos de liquidez. Y ha resaltado que no se puede aceptar bajo la apariencia de diálogo una imposición unilateral de puntos de vista ni negociar sobre la titularidad de la soberanía nacional. Algo que ha dicho que deben tener en cuenta los "mediadores" que se han ofrecido durante estos días y los que ha pedido Puigdemont porque "no hay mediación posible entre la ley democrática y la desobediencia o la legalidad". Con todo, ve posible dialogar sobre asuntos como la cantidad o calidad de los servicios públicos o el perfeccionamiento del autogobierno.
Incluso, ha dicho, se puede hablar de la reforma de la Constitución, pero sólo a través de los procedimientos previstos para ello.
El presidente del Gobierno ha lamentado que el 1 de octubre el Gobierno catalán incumpliera la ley, las sentencias de los tribunales y su propia legalidad, y "soliviantara las calles para simular una legitimidad democrática de la que carecían sus decisiones". En esa línea, ha considerado que el desorden, la división entre catalanes y la huida de empresas no son más que "dramáticas consecuencias de la violación de la ley". Ningún supuesto resultado del referéndum ilegal cree que puede ser esgrimido como argumento para legitimar ninguna decisión política. Ha subrayado que ningún país del mundo se ha tomado mínimamente en serio el 1-O y ha explicado que el Estado actuó ese día protegiendo los derechos de todos, momento que ha aprovechado para agradecer la labor de jueces, fiscales, Policía y Guardia Civil. "A nadie le puede gustar lo que ocurrió el 1 de octubre. Nadie puede sentirse feliz o satisfecho. Ni de la imagen de Cataluña ni de la farsa de las votaciones, ni de las burdas manipulaciones que se ese día se vertieron contra Policía y Guardia Civil", ha añadido.
El presidente del Gobierno ha recalcado que es una falsedad el "mantra" de que votar es democracia, ya que ha precisado que no lo es votar contra la democracia o votar al margen de ella, como cree que ocurrió el 1 de octubre. Para él, el independentismo está a punto de dar al traste con la mejor época de Catalunya en toda su historia, y a las graves consecuencias que cree que ya está habiendo, ha vaticinado que seguirán otras peores mientras no se restablezca el orden, la seguridad jurídica y el imperio de la ley.
En ese camino ha destacado el papel que puede jugar el "catalanismo pactista e integrador que ha dado a Cataluña sus mejores momentos".
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