Miles de leridanos contra el 155 y los “presos políticos”

Entrar ayer a Barcelona por carretera parecía una misión imposible. Las principales arterias viarias, plagadas de pancartas donde se podía leer “llibertat presos polítics”, registraron retenciones kilométricas por los coches y autocares que llegaron desde toda Catalunya para acudir a la manifestación para pedir la libertad de los consellers cesados por el Gobierno español y los presidentes de la ANC y Òmnium. De los más de 900 autocares que se fletaron, aproximadamente 90 salieron desde todas las comarcas de Lleida. Los miles de leridanos que asistieron a la protesta, ataviados con su lazo amarillo, estelades y senyeres, subían rápidamente a su autocar. Había nervios, también entre los que viajaron a Barcelona con su coche. Querían llegar cuanto antes a la capital catalana y decían estar ilusionados ante esta nueva manifestación y la creación de una “nueva República catalana”, aunque aseguraban que no se habían imaginado nunca que saldrían a la calle para exigir que la excarcelación de los “presos políticos”. Una vez en Barcelona, los autocares aparcaron en las calles Indústria y Mallorca, entre otras vías. Y cuando bajaron, los vecinos intentaban acercarse lo más posible a la cabecera de la marcha, en la calle Marina en el cruce con Pujades (cerca del Parlament) aunque muchos no podían pasar de la Sagrada Familia. Los vecinos del Pallars escogieron una ubicación simbólica para plantar sus pancartas, pues se situaron justo en el medio del cruce entre la calle Marina, que es donde se celebró la protesta, y la calle Pallars. Los asistentes mantenian el silencio, que solo se rompía con los gritos de “llibertat”, “Puigdemont es el nostre president” o “no esteu sols”. Los manifestantes coincidían en decir que el objetivo de la convocatoria era trasladar su apoyo a los encarcelados y protestar contra la aplicación del 155.

En las calles, la mayoría de conversaciones eran sobre política. Había preocupación la reacción del gobierno español tras las elecciones del 21 de diciembre si el Govern electo volvía a ser independentista, pero la ilusión y las sonrisas volvieron a ser las protagonistas.