LA CANDIDATACUP
Mireia Boya: «Las opciones solo son dos, el 155 o la posibilidad de libertad y de república»
Esta aranesa, hija de la primera Síndica de Aran, Pilar Busquets, asumió el cargo de diputada en el Parlament en enero de 2016 y sustituyó a Ramon Usall. La cabeza de lista de la CUP por Lleida defiende que son “garantía de república” y cree que si los araneses quieren hacer un referéndum de autodeterminación “lo tienen que hacer”
Desde la CUP, ¿apoyarían a cualquier Govern independentista o pondrán condiciones?
Pondremos condiciones. Si hay partidos independentistas que quieren formar gobierno y volver al autonomismo, con nosotros que no cuenten. Nosotros solo participaremos, entraremos y trabajaremos en un Govern para que haga la república.
Y hablando de república, ¿se puede hacer sin la mayoría de votos?
Hagamos la pregunta contraria, ¿la república se puede dejar de hacer con un 35 o 40% de la gente que no la quiere? Si ellos dicen que no somos suficientes, nosotros también decimos que ellos no son suficientes. Este es el conflicto político que hay actualmente. Cuanta más gente vote en estas elecciones tan binarias, mejor, así todo será más fácil.
¿Qué les diría a los indecisos que no saben si votar a la CUP, Junts per Catalunya o Esquerra?
Mucho más importante que el voto independentista indeciso, para mí es el voto de los ‘comuns’ en Lleida y queremos captar su voto. Votar a los ‘comuns’ aquí es tirar el voto a la papelera de la historia y si la gran mayoría de la población es independentista, creo que en estas elecciones hay que elegir.
¿Y cuáles serían las opciones?
Las opciones son el 155, represión y golpes de porra o la posibilidad de libertad o de república. Entre las tres candidaturas independentistas, nos presentamos como la garantía de hacer efectiva esta república. Los otros dos partidos, ERC y el PDeCAT, porque JuntsxCat es PDeCAT, no nos engañemos, en sus programas creo que están optando por intentar una vez más la bilateralidad y el diálogo.
¿Por qué decidieron presentarse a estas elecciones a pesar de decir que son “ilegales”?
Nosotros fuimos los últimos en decidir presentarnos. Celebramos una asamblea y llegamos a la conclusión de que el Estado español quiere estas elecciones para imponernos la Constitución. Cuando vimos que se trataba de esto y que estaba en riesgo hacer efectiva la república, dijimos: aunque no está en un contexto democrático ni de normalidad ni de respeto a los derechos humanos ni de libertad, nos tenemos que presentar para evitar que este 155 termine con esta república que declaramos el 27 de octubre.
En su programa electoral no aparece el punto 155, pero ¿cuál es el argumento número 155 que hace que se presenten?
Son el pasado y el futuro, porque tenemos memoria de aquellos que han luchado desde hace muchas décadas para conseguir esta república y porque esta es una oportunidad para tener un país mejor. Para nosotros, debería ser feminista, ecologista, socialista y, sobretodo, antifascista.
¿Qué expectativas tienen para el 21-D?
Yo no quiero ir sola a Barcelona. Querría que Pau Juvillà (número 2) viniera conmigo y fuéramos dos voces, una del llano y otra del Pirineo. Nos encantaría poder quitarle el diputado al PP y que se quedara sin representación en Lleida o poder quitarle uno a Cs o al PSC. Esto sería una gran victoria.
¿Cómo vivieron el 1-O en Aran?
Primero, con decepción por el papel que hicieron las dos fuerzas que tienen representación en el Conselh Generau, que son CDA y UA. Esta última se opuso a que se llevara a cabo el referéndum, además con un discurso que niega el derecho a la autodeterminación de los catalanes cuando están pidiendo el derecho a la autodeterminación de los araneses. Por su parte, CDA se mantuvo al margen y no dejó los locales. Luego, con tensión y nervios.
Aran no es un territorio muy independentista...
Hay una gran parte de la sociedad aranesa que no termina de sentir como suya la oportunidad de tener una república. Yo nunca he negado el derecho a decidir de los araneses y si después deciden hacer un referéndum de autodeterminación creo que lo tienen que hacer. Me gustaría que aprovecharan la oportunidad de tener una república mejor que lo que tenemos ahora, que permita desplegar derechos sociales, tener más competencias para el Conselh Generau y un mejor autogobierno. Después, en un segundo momento, por qué no, decidir si quieren seguir formando parte de Catalunya o aspirar a ir solos o intentar despertar la vieja nación occitana, que está un poco dormida.
¿Cree que la Llei d’Aran representa la realidad del territorio?
La ley del 2015 es una buena ley, que reconoce el derecho de autodeterminación de los araneses. El problema que hay es que no se ha desplegado del todo y se está haciendo de una manera muy lenta. En este sentido, es necesario presionar al Govern para que lo haga. El segundo problema es que cuando traspasas competencias se tiene que reflejar en un incremento presupuestario, porque si las debes asumir las tienes que poder pagar. Aquí tampoco es suficiente la transferencia presupuestaria que tiene Aran para dar servicios de calidad.
El escenario en el que nos encontramos ahora, ¿lo contemplaban?
Siempre advertimos de lo que es el Estado español. Teníamos la sospecha de que esto pasaría. Creo que el Govern pecó un poco de ingenuidad al no prever que el Estado español caería con toda su represión. Lo empezamos a ver el 1 de octubre, pero quizás ya era demasiado tarde para darse cuenta de que esta transición tranquila que proponía JxSí no sería así.
Decidieron ceder sus espacios electorales para mostrar su apoyo al Govern cesado y encarcelado ¿cómo se tomó la decisión?
Estas no son unas elecciones normales. La junta electoral está silenciando y cortando la libertad de expresión de muchas personas que llevan lazos amarillos o que ponen una bandera en sus balcones o en los de los ayuntamientos. Ya que esto está prohibido, que al menos puedan tener voz a través de nosotros..
¿Creen que hay política del miedo?
Seguro. Si no, ¿por qué mantienen al vicepresidente, a otro conseller y a los Jordis en la cárcel y liberan solo a la mitad? El poder judicial español está atado al poder político.