Debate en clave plebiscitaria con pacto de no agresión entre soberanistas y el 155 de fondo
Sigena se convierte en arma arrojadiza entre los dos bloques, de los que se desmarcan los Comuns
Hay coincidencia en que son unas elecciones atípicas. Convocadas desde Madrid, en jueves, con candidatos en la cárcel y en Bruselas… pero se ha mantenido un clásico: el debate electoral del Grup SEGRE el último día de campaña. El bloque independentista y el constitucionalista se mantuvieron ayer inamovibles y Catalunya en Comú-Podem lo aprovecha para postularse como “la llave”. La marcha de las obras de Sigena del Museu de Lleida, el déficit en comunicaciones y la necesidad de replantear el Segarra- Garrigues fueron algunos de los temas que se han puesto sobre la mesa. Por primera vez, más mujeres que hombres entre los cabeza de lista por Lleida. Cuatro de siete. La imagen para la historia, sin embargo, no pudo ser. Meritxell Serret lidera la lista de ERC desde Bruselas y fue su número dos, el alcalde de Agramunt, Bernat Solé, quien representó a los republicanos en un debate moderado por Santi Roig, de Lleida Televisió, en el que también participaron Josep Maria Forné (Junts per Catalunya), Jorge Soler (Ciudadanos), Òscar Ordeig (PSC), Mireia Boya (CUP), Marisa Xandri (PP) y Sara Vilà (Catalunya en Comú- Podem). Poco se habló de programas. Intervenciones en clave plebiscitaria con dos bloques inamovibles: JxCat, ERC y la CUP en el sector soberanista, que reivindica el voto “contra el 155”, y Cs, PSC y PP en el constitucionalista, que se presentan como la oportunidad para “dejar de hablar del procés”. Los Comuns de árbitro, a verlas venir, conscientes de ser “la llave” para “desbloquear” la actual situación política. Fue un debate bastante civilizado, con pocas salidas de tono. Algún puñal sobrevoló la sala 2 del auditorio Enric Granados, pero la sangre no llegó al río a pesar del cansancio de tantos días de campaña. Para Josep Maria Forné, son “unas elecciones excepcionales en las que nos jugamos la dignidad como país después de la humillación del 155”. Forné planteó una victoria soberanista como la oportunidad de “validar” la república, “recuperar las instituciones” y “restituir al presidente cesado”. Se mostró muy crítico con el PP por negarse a dialogar, pero también cargó contra “el silencio del PSC que permitió que se llevaran las obras de Sigena del Museu de Lleida”. Forné también interpeló a Sara Vilà (“¿vuestra llave es para abrir la puerta del derecho a decidir?”) y discrepó de Jorge Soler y Marisa Xandri por sus críticas a la escuela catalana. “El adoctrinamiento es mentira”. “Educar es acompañar a las personas para que vuelen solas”, añadió este exdirector del instituto Màrius Torres de Lleida. Bernat Solé recordó “las 18 ocasiones en las que se intentó lograr un referéndum pactado”. “Lo de la unilateralidad habría que preguntárselo al Estado español, al PP, a los que reivindican el seny”, a los que acusó de ser responsables “de la violencia del 1 de octubre”, de “paralizar 45 decretos ley” y de “descabezar al Govern”, parafraseando a Soraya Sáenz de Santamaría. Así que aunque definió las elecciones del jueves como “impuestas”, pidió el voto (en catalán y en aranés) para “detener el 155 que permitió el expolio del Museu de Lleida y recuperar las instituciones ocupadas”. Para Jorge Soler, en cambio, las elecciones son la oportunidad de detener “un procés que no nos ha llevado a ninguna parte” y en el que los independentistas “se han cargado la autonomía y el autogobierno”, por lo que abogó por pasar página y superar “la crisis social y de convivencia”, tanto o más grave “que la económica que ha supuesto la marcha de empresas y bancos”. El líder de Ciudadanos, médico de profesión, recomendó “leer los prospectos” antes de consumir los medicamentos que recetan PP y PSC en sus mítines. Òscar Ordeig intentó presentar a un PSC equidistante “que no quería la DUI ni el 155” y pidió autocrítica “tanto a los que han dinamitado las leyes y el sistema jurídico desde la unilateralidad”, en relación a los soberanistas, “como a los que han fomentado el frentismo”, en referencia a PP y Cs. Solicitó el voto “para reconstruir el catalanismo político” y tender puentes de diálogo. La candidata de la CUP, Mireia Boya, no buscó subterfugios: “son unas elecciones impuestas, ilegales e ilegítimas”, un “golpe de estado del triumvirato del 155”. Pese a lo cual participan como una oportunidad “para iniciar la república catalana surgida del mandato popular del 1 de octubre”. Boya cargó contra “los corsarios del régimen del 78” que han permitido “que las obras de Sigena ya se hayan marchado del Museu de Lleida”, y no entiende cómo Àngel Ros, cuyo partido avaló el 155, “ahora lloriquea”. “Tendremos memoria”, aseguró. Marisa Xandri defendió que el 155 “era la última opción del gobierno de España para detener el desbarajuste generado por unos irresponsables, aparcar la estelada y recuperar el seny y la senyera”. La líder del PP acusó a los independentistas de mentir y de llevar al país a una situación de “fractura social”, aseguró que en la escuela catalana “se adoctrina” y puso como ejemplo que se suspendiera un pesebre viviente en Les Borges Blanques “porque hay políticos presos, que no presos políticos”. Sara Vilà jugó la baza de la equidistancia. “Hay dos bloques enfrentados: el del 155 y el de la unilateralidad y la independencia hecha de espaldas al país”. La candidata dels Comuns aseguró que ellos tendrán “la llave” para “desbloquear la situación desde una posición progresista y catalanista”. Solo hubo acuerdo en que hay que mejorar las comunicaciones de la demarcación y en que hay que potenciar el Segarra-Garrigues. Pese a las puyas, fair play, saludo cordial y photo finis