Voto reñido con un final incierto

La victoria electoral puede depender hoy de unos pocos escaños, a tenor de los sondeos publicados en Catalunya y España durante el periodo que dicta la normativa electoral; y en medios internacionales fuera de este plazo. La mayoría de estas encuestas apuntan a ERC como la fuerza que obtendrá más escaños, frente a algunas que pronostican una victoria de Cs. En Lleida, los republicanos se perfilan por primera vez como ganadores, después de que la antigua CiU haya sido la más votada desde 1980 hasta 2015, cuando ERC y Convergència formaron la coalición JxSí.

Aunque las encuestas difieran, todas coinciden en que, sea cual sea la candidatura más votada, no podrá gobernar en solitario. Lejos quedan las mayorías absolutas de CiU que caracterizaron la vida política catalana entre 1984 y 1995, y todo apunta a que el nuevo Parlament estará tan fragmentado o más que en la pasada legislatura.

El independentismo lo cita como ejemplo de represión, los partidarios del 155, como una votación ilegal

La polarización que marcó las elecciones de 2015 sigue presente, con un encono incluso mayor entre independentistas (ERC, JuntsxCat y CUP) y partidarios de que Catalunya siga formando parte de España (Cs, PSC y PP). Entre estos dos bloques, CatComú releva a CSQP y trata de obtener un papel decisivo como tercera vía o clave de gobierno. El 1-O, el encarcelamiento de los Jordis y de miembros del Govern, la marcha de Carles Puigdemont y varios de sus consellers a Bruselas, y la intervención de la Generalitat con el 155 dotan a estas elecciones de una carga emocional sin precedentes. Esto se traduce en previsiones de una participación histórica, por encima del 80%. En el caso de Lleida, esto haría que los votos necesarios para lograr un escaño pasasen de los alrededor de 12.000 hace dos años a unos 14.000.

Mientras los partidos declaran en público su confianza en mejorar los resultados de 2015, algunos admiten en privado que su preocupación ha ido en aumento en los últimos días, ante sondeos que no permiten vislumbrar con claridad posibles mayorías de gobierno y con uno de cada tres votantes que se declara indeciso o rechaza pronunciarse sobre su voto. El PP admite tener al menos 5 escaños en juego, la mitad de los que logró el 27-S.

Esta situación, volátil y poco previsible, ha propiciado un giro final en los últimos días de la campaña, en los que el discurso basado (y prácticamente monopolizado) por la disyuntiva entre independentismo y unidad de España ha cedido espacio a críticas entre partidos de cada uno de estos bloques. Así ha sucedido entre JuntsxCat y ERC, después de que los primeros tachasen cualquier alternativa de investir a Puigdemont como “complicidad con el 155”. Por su parte, tanto Cs como PSC y PP se autoproclaman el “voto útil” para frenar el soberanismo.

Los sondeos apuntan al primer triunfo de ERCTanto en Lleida como en Catalunya, la antigua CiU ha sido la formación con más escaños en el Parlament desde 1980 hasta 2015, cuando Convergència concurrió a los comicios junto a ERC en la coalición Junts pel Sí. Ahora que PDeCAT se presenta como parte de JuntsxCat, separada de los republicanos, los sondeos apuntan a la primera victoria de ERC en número de diputados. En Lleida, este sorpasso se da prácticamente por seguro.