Más incógnitas que certidumbres

La política catalana se encuentra en estos momentos más marcada por las incógnitas que por las certidumbres, después de que el presidente del Parlament, Roger Torrent, optara el martes por aplazar la investidura de Carles Puigdemont. Un nuevo golpe de efecto con el que Torrent intenta evitar que otra votación acabe derivando en nuevas causas penales pero que ha dividido al independentismo tanto en la calle como en la propia Cámara. En la calle porque a las puertas del Parlament se vivieron nuevos momentos de tensión e incluso cargas de los Mossos cuando cientos de manifestantes se saltaron el cordón de seguridad y accedieron al parque de la Ciutadella. En el Parlament porque JxCAT advierte que no está dispuesto a otra investidura que no sea la de Carles Puigdemont, mientras desde Esquerra no se ven tan claras las cosas. Oficialmente, su candidato es el exalcalde de Girona, desde hace prácticamente tres meses en Bélgica. Pero incluso en público se ponen sobre la mesa las dificultades de que su restitución al frente del Govern pueda ser una realidad. Por una parte, los republicanos piden que cualquier vía que se utilice en el Parlament no se traduzca en consecuencias penales, porque ya tiene a varios de sus dirigentes imputados y su líder, Oriol Junqueras, ha cumplido esta semana los 90 días en prisión. Por otra, reclaman un Govern efectivo y varios de sus dirigentes han utilizado palabras como sacrificio o generosidad para desencallar la encrucijada, en alusión a Carles Puigdemont. La situación es tan tensa como demuestran unos mensajes de Puigdemont a Toni Comín que han salido a la luz pública esta semana en los que se lamentaba de que “los nuestros nos han abandonado”. El cabeza de lista de JxCAT insiste que es humano, pero no se arrugará. La situación requiere de un nuevo plan B. Junqueras ya ha puesto el suyo sobre la mesa: una presidencia simbólica, léase Puigdemont en la capital belga, y otra efectiva. Ya han saltado a la luz pública posibles nombres, entre los que se encuentra el alcalde de Mollerussa, Marc Solsona, que contaría con el respaldo de muchos alcaldes del PDeCAT de Catalunya y por supuesto del partido en Lleida. Elsa Artadi es otra de las posibles alternativas como estrecha colaboradora de Puigdemont, pero ahora la Guardia Civil la considera persona “de interés para la investigación” del “procés” en un informe remitido al juez. Si este acabara imputándola, podría cerrarle el paso, porque se buscan alternativas sin problemas judiciales.

Bien lo sabe el exconseller de Interior Joaquim Forn, al que el juez Pablo Llarena mantiene en prisión preventiva, entre otras cosas, por la “actitud” de Carles Puigdemont. Todo ello a pesar de que Forn ha renunciado incluso a su escaño en el Parlament. Ayer, Forn admitió que “son momentos duros” pero aseguró que está “bien”. A través de su cuenta de Twitter, agradeció “mucho las constantes muestras de apoyo” que está recibiendo. “Me dan mucha fuerza”, dijo.

La presión judicial, otro 155 sobre el independentismoEl artículo 155 de la Constitución es el aludido por el Gobierno de Mariano Rajoy para mantener intervenida la Generalitat, mientras que las decisiones judiciales también están ejerciendo su particular presión sobre el “procés” y sus líderes.