Tormenta política por la muerte de un mantero en el barrio de Lavapiés

La muerte el jueves de un mantero senegalés, en el barrio madrileño de Lavapiés, generó ayer una tormenta política en busca de responsabilidades. Según la versión de los compañeros y vecinos del mantero, falleció de una parada cardiorrespiratoria después de una persecución policial. Según fuentes de la Jefatura Superior de Policía, un grupo de personas se concentraron en protesta por la muerte del joven “alzando barricadas” y “armados con palos”. Durante la protesta, se quemaron contenedores y mobiliario urbano, además de producirse daños en dos sucursales bancarias. La actuación de las Unidades de Intervención Policial (UIP) se saldaron, según las mismas fuentes, con diez agentes heridos y seis detenidos.

Las reacciones no se hicieron esperar. Mientras que el Colectivo Profesional de la Policía Municipal niega que hubiera persecución, la Asociación de Inmigrantes Senegaleses (Aise) tachó a los cuerpos de seguridad de “asesinos” y pidió una condena inmediata”. Por su parte, el ayuntamiento de Madrid explicó que las informaciones que les llegaron eran contradictorias y pidieron prudencia a la población. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, dijo que la muerte del mantero es “inaceptable” y el coordinador general de IU, Alberto Garzón, anunció que pedirá responsabilidades. Por otro lado, la presidenta de la comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, condenó la “revuelta callejera” y trasladó todo su apoyo a los policías heridos, mientras que el grupo municipal del PP acusó a Ahora Madrid de crear el “caldo de cultivo”. El secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, pidió no precipitar diagnósticos y Ciudadanos agradeció la labor a policías y bomberos.

Durante la jornada de ayer, se produjeron nuevos disturbios tras la llegada del cónsul de Senegal. Un grupo de manifestantes le increpó al considerar que su interés por el fallecido llegaba demasiado tarde, obligándole a refugiarse en un establecimiento cercano. Los concentrados empezaron a lanzar sillas y adoquines contra los agentes, momento en que estos iniciaron cargas policiales y dispersaron a la gente en la plaza.