Los Mossos inician en Girona el despliegue de las pistolas eléctricas
La sensación al recibir una descarga es "como la de sufrir un gran calambre en el gemelo, pero extendido a todo el cuerpo"
Los Mossos d'Esquadra han iniciado este lunes en Girona el despliegue de las pistolas eléctricas en este cuerpo de seguridad con un protocolo que conlleva añadido el uso de una cámara de grabación instalada en la armilla de los agentes y la presencia de un desfibrilador para reaccionar a inconvenientes médicos. El director general de la Policía de Catalunya, Andreu Joan Martínez, ha presentado estas nuevas herramientas, con las que espera que se dé "un salto cualitativo" en la respuesta en materia de seguridad ciudadana.
Martínez ha destacado que, en este ámbito de la labor policial, los Mossos d'Esquadra se convierten en pioneros en España -hasta ahora solo las utilizan algunas policías locales españolas-, pero que se sitúan en la "normalidad" en comparación con otros cuerpos europeos. El objetivo es el de facilitar "el uso mínimo de la fuerza" ha detallado el director general, para quien la prioridad es responder a la demanda de la sociedad de "rapidez, efectividad, proporcionalidad y transparencia".
El uso de las pistolas eléctricas comienza con una prueba piloto en las comisarías de Girona, Blanes y Figueres, así como en el Área Regional de Recursos Operativos de esta provincia. La implantación comienza en este área de Catalunya por tener desfibriladores desplegados por todos sus municipios y está previsto que se complete el 31 de agosto.
La pistola, junto con la cámara y el desfibrilador, la llevará siempre el jefe de turno de cada comisaría, que es el responsable de seguridad ciudadana.
Andreu Joan Martínez ha explicado que estas nuevas herramientas se incorporan con máximas garantías después de un trabajo de cuatro años que han incluido desde el estudio de la experiencia de otros cuerpos a reuniones con sindicatos y entidades contrarias a su uso, a lo que se suma la Comisión de Interior que se realizó en el Parlament. Además, los agentes que las utilizarán reciben una formación exhaustiva, según ha detallado el intendente subjefe de la División Técnica de Planificación de la Seguridad, Josep Saumell. Saumell ha insistido en que los estudios confirman que el uso de las pistolas no conlleva riesgo para la persona que recibe la descarga eléctrica, que sólo ve paralizada su movilidad durante unos segundos.
Este arma, que puede disparar a 7,5 metros del objetivo aunque la distancia idónea es de entre tres y cinco metros, transmite 50.000 voltios, aunque con bajos amperios, "inferiores a los de las luces de un árbol de Navidad", según el intendente.
Josep Saumell ha detallado que la sensación al recibir una descarga es "como la de sufrir un gran calambre en el gemelo, pero extendido a todo el cuerpo". El envío de impulsos eléctricos está limitado además a cinco segundos, aunque el agente puede repetir nuevas descargas si lo considera necesario.
El modelo adquirido por lo Mossos es el Taser X2 con dos cartuchos de un solo uso y que registra cualquier acción que se produzca en el dispositivo.
Como ejemplo de situaciones de uso de una pistola eléctrica, Saumell ha puesto los de evitar un suicidio o una agresión a otras personas. El empleo de estas descargas está desaconsejado en embarazadas y en situaciones en las que el objetivo se encuentre en altura, ya que habitualmente se produce una caída del individuo en el momento en que ve paralizadas sus capacidades motoras.