La víctima de La Manada rompe su silencio y anima a denunciar
"Nadie tiene que pasar por esto, lamentarse de beber, de hablar con gente en una fiesta, de ir sola a casa o de llevar una minifalda", asegura la joven en una carta
La víctima de La Manada ha querido dar este miércoles las gracias públicamente, a través de una carta, a su familia y a toda la gente que sin conocerla "tomó España" y le "dio voz" cuando muchos se "la intentaron quitar", al mismo tiempo que ha animado a denunciar casos similares para no dejarles ganar "a ellos. "Gracias por no dejarme estar sola, por creerme hermanas", ha destacado la víctima en una carta leída por Ana Rosa Quintana en su programa matinal en Telecinco, en la que ha continuado dando gracias a todo el mundo que ha hablado de ella "un segundo para repudiar lo ocurrido". "No os quedéis callados porque si lo hacéis les estáis dejando ganar", ha argumentado la joven que ha destacado que de una situación como la de ella "se puede salir". Se ha dado por satisfecha si gracias a su caso se han "removido conciencias" o ha dado "fuerzas" a otras personas.
Por ello, ha pedido a otras víctimas a que cuenten su caso, ya sea a un familiar, un amigo o a través de un tuit; "contadlo", ha enfatizado.
La joven ha asegurado que "nadie tiene que pasar por esto, lamentarse de beber, de hablar con gente en una fiesta, de ir sola a casa o de llevar una minifalda".
Además, ha pedido "no bromear con una violación" al igual que no se hace con las enfermedades porque es "indecente".
En la carta, encabezada con la frase "De víctima a superviviente y de ahí a mujer valiente", la joven también dice que "lo mejor y peor de la vida hay que compartirlo". "No soy la chica de Sanfermines, soy la hija, nieta, amiga", ha enfatizado la joven, que ha advertido que se piense antes de hablar de ella porque puede ser la chica que está sentada al lado nuestro. Y ha insistido en dar las gracias a su familia y amigos, al igual que a asociaciones, personas de la calle, personalidades políticas, famosos, periodistas que le hayan respetado y, en general, a todo el que se haya preocupado por ella, la víctima.