ELECCIONES PRESIDENCIA
México vota sin incidentes con López Obrador favorito
El veterano candidato izquierdista lidera todos los sondeos en una jornada histórica || Apuesta por desterrar la corrupción
La votación en las elecciones presidenciales mexicanas transcurría ayer hasta la hora del cierre de esta edición en una relativa calma tras una campaña, eso sí, marcada por el alto nivel violencia que dejó al menos 130 asesinatos, atribuidos a grupos criminales y pugnas entre partidos. En una jornada histórica para el país, todos los sondeos daban como gran favorito a Andrés Manuel López Obrador, el veterano líder izquierdista del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que emitió su voto en el sur de la capital. López Obrador dijo que en esta jornada los mexicanos deciden “entre más de lo mismo o un cambio verdadero” que acabe con la corrupción. El político mexicano también valoró que este cambio, será “profundo, vamos a desterrar del país la corrupción, que es el principal problema de México”.
En las encuestas, en segunda posición se encontraba el conservador Ricardo Anaya, abanderado de la alianza entre el Partido Acción Nacional (PAN), el de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano.
La sombra de un posible fraude sobrevolaba sobre muchos votantes en los centros electorales
Le seguía el oficialista José Antonio Meade, candidato de la coalición entre el ahora gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Verde Ecologista de México y Nueva Alianza.
Y el lugar más rezagado en las encuestas lo ocupaba Jaime Rodríguez Calderón, conocido como “el Bronco”, y el primer candidato independiente en participar en unas elecciones presidenciales, gracias a la reforma político-electoral aprobada en 2014.
“Siempre ha habido temor” o confiar en unos comicios limpios es “como esperar un milagro”: los comentarios de los votantes hacían visible el fantasma del fraude, que sobrevolaba los centros electorales a los que, no obstante, los ciudadanos acudieron convencidos de que un cambio es vital para México. Algunos de los votantes, incluso, llevaban su propio bolígrafo, porque temían que las marcas hechas con los lápices ‘oficiales’ se puedan borrar.