JAPÓN EJECUCIÓN
Japón ahorca al ideólogo del atentado con gas sarín en el metro de Tokio
Japón vivió ayer un momento de catarsis con la ejecución del fundador de la secta Verdad Suprema (Aum Shinrikyo), Shoko Asahara, y seis de sus seguidores, artífices del peor atentado terrorista de Japón, los ataques con gas sarín en el metro de Tokio en 1995, con 13 muertos.
El ajusticiamiento de los siete miembros del culto, que tuvo lugar en Tokio, Osaka, Hiroshima y Fukuoka, trajo alivio a las víctimas pero inquietud a las autoridades, que reforzaron la seguridad por temor a posibles represalias de sus seguidores.
Shoko Asahara, fundador de la secta, había sido condenado a la pena capital en 2004
El carismático gurú de 63 años, cuyo nombre real era Chizuo Matsumoto, fue ejecutado en la capital japonesa por ahorcamiento, el método de ejecución que establece la ley nipona, por el asesinato de 27 personas en más de una decena de crímenes. Los otros ejecutados eran lugartenientes cercanos a Asahara y considerados los cerebros detrás de la mayoría de los crímenes de la organización.
De ellos, solo uno de ellos participó activamente en el ataque al metro, en su caso como conductor para facilitar la huida de uno de los cinco miembros que depositaron y perforaron los paquetes de sarín en los vagones del suburbano en hora punta matinal del 20 de marzo de 1995. Un total de 13 personas fallecieron, decenas quedaron en estado vegetativo y 6.300 resultaron intoxicadas en los ataques en Tokio.
De los seis reos de Aum que aún esperan en el corredor de la muerte, cuatro perpetraron directamente el atentado. Japón es junto a Estados Unidos el único país industrializado que mantiene vigente la pena capital y hoy, como es habitual, Amnistía Internacional (AI) criticó las ejecuciones y dijo que es “la máxima negación de los derechos humanos”.