La huella del terror yihadista

El viernes, 17 de agosto, se cumplirá un año de los atentados de Les Rambles de Barcelona y Cambrils, una fecha que será imposible olvidar. Todas las alarmas saltaron en la Ciudad Condal en torno a las 17 horas. Una furgoneta Fiat Talento de color blanco bajó a toda velocidad desde la Font de Canaletes hacia Colón, atropellando a todo aquel que estaba a su paso.

En total, el vehículo recorrió más de 600 metros haciendo zig-zag hasta que, finalmente, el conductor, el joven yihadista Younes Abouyaaqoub, paró el vehículo alquilado en el mosaico de Joan Miró y se dio a la fuga, entrando en La Boquería para recorrer toda Barcelona hasta llegar a Zona Universitaria. Este atropello masivo se cobró la vida de un total de 14 personas de distinta nacionalidad, entre ellos Xavi Martínez, el niño de 3 años natural de Rubí y que veraneaba en Llimiana, y dejó 131 heridos. Abouyaaqoub robó un coche, tras matar a su propietario, con el que se saltó un control policial sobre las 19:45 horas de la tarde en la avenida Diagonal. El yihadista logró escapar, dejando a dos mossos heridos. Finalmente y tras circular caminando por diversas localidades catalanas, el yihadista fue capturado y abatido en Subirats, el lunes 21 de agosto.

El atentado de Cambrils ocurrió en la noche del mismo jueves 17 al viernes 18 de agosto. A la 1:30 horas, un Audi A3 negro irrumpió a toda velocidad por la calle Jaume I de la localidad tarraconense, arrollando a varias personas y un coche de los Mossos de Esquadra. Una de las mujeres atropelladas por los terroristas falleció al no poder superar las heridas. Tras volcar posteriormente en la zona del club náutico, los cinco integristas bajaron del vehículo con machetes en la mano y con cinturones que simulaban ser explosivos. Una vez fuera del coche, los terroristas intentaron matar a los mossos, pero los agentes respondieron al ataque abatiendo a los terroristas. Los jóvenes yihadistas eran Moussa Oukabir, de 17 años, Said Aallaa, de 19 años, los hermanos Omar y Mohamed Hychami, de 21 y 24 años respectivamente, y Al-Houssaine Abouyaaqoub, de 22 años, todos marroquíes y vecinos de Ripoll.

En los últimos días, se han ido desvelando partes del sumario, hasta ahora secreto, incluyendo la investigación llevada a cabo por los Mossos d’Esquadra sobre la célula yihadista, afincada en Alcanar tras ocupar un chalet abandonado. Estaba dirigida por el imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, quien ocupaba esta responsabilidad desde 2015, tras salir de prisión en 2014 por tráfico de drogas en Ceuta y cumplir condena en Castellón. Los Mossos d’Esquadra rastrearon la existencia de hasta seis comunicados por los que el Daesh se apropió de la autoría de los ataques terroristas y en los que se destacaba el “peso y la relevancia” que la organización otorgó a estos hechos.

Así se señala en un informe que entregaron el pasado 28 de diciembre al juez que investiga los hechos en la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, que concluye que el Daesh considera los ataques, “por la amplitud y la relevancia de las plataformas utilizadas en el tratamiento mediático de los atentados”, como uno de los más importantes cometidos por la propia organización desde los perpetrados en París en noviembre de 2015. El propietario del locutorio de Ripoll, donde acudía el líder religioso para hacer llamadas, explicó que había oído a Es Satty hablando de “matar infieles”, incluyendo que “estaba relacionado con temas de terrorismo y era muy radical”. Respecto a este hombre, los mossos habían explicado que no tenían constancia de sus antecedentes policiales en sus archivos, sin embargo, el viernes se disculparon afirmando que fue “error” no explicarlo en el informe del caso.

Los jóvenes que llevaron a cabo los atentados cambiaron su forma de vivir y actuar tras entrar en contacto con el imán, según explicaron sus conocidos y familiares. Gracias a los testimonios de estos allegados, se sabe que los muchachos se volvieron “más religiosos” y que cambiaron su “manera de tratar a las mujeres”.