«Nunca olvidaré la cara del terrorista en el coche»
Anna M. Martí y Estel Guardia, madre e hija, son dos leridanas que veranean en Cambrils cada año. La noche fatídica, Estel se encontraba con una amiga en la zona del atentado. La joven vio la cara de un terrorista por la ventanilla del coche, algo que “nunca olvidaré”, explica. Las dos amigas corrieron en paralelo a los policías y al terrorista. Consiguieron meterse en el mar y nadar hasta una boya, donde esperaron a que se calmara la zona tras el ataque de los yihadistas. Al volver “nos sorprenden gritos, luces y unas armas que nos encañonan y gente que nos dice A TIERRA! Tiraos A TIERRA”. Por suerte, una mossa las socorrió hasta que acabaron en casa de una vecina de la zona. Anna lo vivió todo con “sangre fría” y agradeció que su hija no tardara más de una hora en llamarla. La joven confiesa que “es una experiencia que no se olvida y que te condiciona. Cada vez menos, pero cuando voy por la calle estoy mucho más atenta”. Ambas dicen que las “ciudades están por encima de todo esto, pero quienes sí cambian son las personas”. La familia volvió a Cambrils a la mañana siguiente y vieron que Estel estaba afectada, pero poco a poco se fue reponiendo y venciendo a la huella que ha dejado el atentado.
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