Una mosso que intervino en las Ramblas: "Nunca estás preparado para esto"
"Para esto no se está nunca preparado como persona. No se está nunca preparado para una cosa así", explica a Efe una de las agentes de los Mossos d'Esquadra que intervino en las Ramblas de Barcelona minutos después del atentado que hace un año sembró el terror: "Tenía miedo. Lo único que quieres es ayudar". Ha pasado un año de los atentados yihadistas del 17A en Barcelona y Cambrils (Tarragona), en los que fallecieron 16 personas, y que golpearon las céntricas Ramblas, la vía más popular y concurrida de la capital catalana, que ese día se convirtió en una pista mortal cuando Younes Abouyaaqoub irrumpió con una furgoneta en un recorrido macabro.
En una entrevista concecida a Efe, una agente de los Mossos de la comisaría de Sants, que llegó a las Ramblas junto a otros compañeros tan sólo unos tres minutos después de que por la radio saliera la alerta de que se había producido un atropello masivo, reconoce que tuvo miedo y que nunca se está preparado, como persona, para afrontar lo que vieron ese día.
"No estás preparado para ver aquello. Por mucho que durante el día a día, como policías, veamos lo peor de la gente, no estás preparado para ver aquello", indica la agente, que prefiere que no se cite su nombre y que acepta posar para la fotógrafa si no se ve su rostro.
Como varios de sus compañeros de comisaría, el 17 de agosto del pasado año la agente se incorporó a trabajar en el turno de las 14.00 horas en la comisaría de Sants de Barcelona y, hacia las cinco de la tarde, oyó por la emisora que el operador de sala lanzaba el aviso de que se había producido un atropello masivo en las Ramblas.
Cuando el sargento de la comisaría les comunicó al cabo de un minuto que ya estaba en las Ramblas, todos los agentes que estaban en el edificio policial se pusieron los chalecos y se dirigieron hacia esta céntrica avenida, a la que llegaron en unos tres minutos. "Dejamos el coche estacionado en Colón (al final de la Ramblas) y subimos corriendo hacia arriba. Lo primero que ves es a toda la gente corriendo hacia abajo. Una cantidad de gente. Subimos corriendo hacia la parte donde había pasado todo. Las víctimas más graves ya estaban siendo atendidas", relata con voz entrecortada la agente, que llegó al lugar cuando apenas había algunos agentes de comisarías más cercanas y los primeros equipos de emergencias.
La mossa admite que tuvo miedo, aunque insiste en que su objetivo era ayudar a la gente que lo necesitaba, por lo que, pese a que había numerosas personas huyendo del lugar, los agentes tiraron para arriba, hacia el ojo del huracán, sin saber exactamente lo que encontrarían.
Una vez llegaron a la altura de donde estaba la furgoneta del terrorista, comprobaron que las víctimas más graves ya estaban siendo atendidas por los equipos de emergencia, ante lo que la agente y sus compañeros se dirigieron al teatro del Liceo de Barcelona -situado a escasos metros donde Abouyaaqoub finalizó su mortal recorrido-, donde se habían encerrado numerosas personas en medio de escenas de pánico.
La agente recuerda que una de las cosas que más les preocupaba era que no sabían exactamente qué es lo que había ocurrido, ya que no conocían el grado de peligrosidad que afrontaban, ni cuántos terroristas había ni dónde estaban.
Ante esta situación, se centraron en ayudar a las personas escondidas en el teatro operístico: "Empezamos a hacerles salir del Liceo. A los que no estaban heridos, les hacíamos bajar hacia Colón y a los que estaban heridos, pero no graves, yo con el coche patrulla los subía al vehículo y los trasladaba hacia el ambulatorio de Pere Camps, porque las ambulancias no daban al abasto con los graves. Los llevaba, los dejaba y volvía a por más", relata. Durante el trayecto hacia el centro médico, adonde llevó a tres heridos, los turistas apenas decían nada, porque estaban en "estado de shock", según la agente.
Aquella jornada los mossos doblaron turno y trabajaron hasta 17 horas seguidas. "Cuando acabamos a las seis de la mañana, muchos no conseguimos conciliar el sueño. Aquella semana fue muy dura, más psicológicamente que físicamente", rememora.
Como varios de sus compañeros, una de las primeras cosas que hizo la agente cuando vio lo que ocurría fue enviar un whatsapp a su familia para tranquilizarles y dejar claro que estaba bien.
"Cuando estás trabajando en una cosa así, no tienes tiempo de detenerte a pensar... pero sí que tuve un momento en el que, junto a un compañero, nos detuvimos, miramos a nuestro alrededor y pensamos que lo que habíamos visto en las noticias por atentados en otras ciudades ahora lo estábamos sufriendo en Barcelona. Después, cuando lo asumes, quedas muy tocado emocionalmente", asegura.
La agente recuerda que varios de los mossos que ese jueves se desplegaron en las Ramblas volvieron a esta céntrica avenida al domingo siguiente para depositar una corona de flores en el mosaico de Joan Miró frente al Liceo.
"Fue allí cuando muchos de nosotros nos derrumbamos y empezamos a llorar", asegura la agente, que confiesa que todavía no ha querido ver ningún vídeo de la tragedia de las Ramblas: "Cuando sale una imagen me lleva muchos recuerdos y emociones, no soy capaz de verlos".
"Como policía, aprendes a mantener las distancias y a no implicarte demasiado, pero aquí, por mucho que intentes no implicarte demasiado, es imposible", reconoce.