SUCESOS ACCIDENTES
Muere atropellado un bebé de 17 meses en Terrassa
Escapó del control paterno e irrumpió en la calzada cuando pasaba un coche || El conductor dio negativo de alcohol y drogas
Ambulancia SEM
Un bebé de 17 meses murió el jueves al ser atropellado por un turismo tras escapar del control de sus padres, quienes acababan de recogerlo de la guardería, en el barrio Can Tussell de Terrassa.
El pequeño escapó de la visión de sus progenitores mientras estos preparaban el cochecito para volver a casa y consiguió bajar corriendo a la acera justo en el momento en el que pasaba un coche, que lo arrolló. Los sanitarios del Sistema de Emergencias Médicas (SEM) trasladaron al niño de año y medio en estado crítico al Hospital Parc Taulí de Sabadell, donde murió dos horas después del incidente.
Un 13% de los arrollamientos en España corresponden a niños menores de 14 años
Según fuentes policiales, el conductor del turismo no dio positivo en los controles de alcoholemia y drogas y tampoco sobrepasó los límites de velocidad mientras circulaba por la zona. El suceso ocurrió en la confluencia de las calles Tramuntana y Béjar de Terrassa.
Casos como este vuelven a reabrir la polémica sobre las normas de seguridad en las zonas de recreo y colegios para menores. Este ha sido el segundo de los dos atropellos mortales a menores en menos de una semana. Un 13% de los arrollamientos en España corresponden a menores de 14 años, quienes en su gran mayoría sufren estos accidentes en las cercanías de sus centros escolares.
En otro orden de cosas, la Policía Nacional dejó el jueves en libertad al padre de Marta, la niña de 21 meses que murió en la parte trasera del coche familiar después de que su progenitor se la dejase olvidada por un descuido y se fuera a trabajar. El hombre ha quedado a la espera de que el juez le cite a declarar acusado de un homicidio imprudente
Según declaró el hombre de 41 años a El Mundo: “Recibí una llamada de trabajo y me despisté”. Fue detenido el miércoles, día en el que ocurrieron los hechos, y fuentes policiales señalaron que en un primer momento no pudieron tomarle declaración debido a su estado de ansiedad. Asimismo y según apuntaron algunos agentes de la Policía Nacional, nadie pudo ver a la pequeña en el coche ya que los cristales de la parte trasera del vehículo, donde la niña permaneció sentada, son tintados y tampoco sonó ninguna alarma. La niña murió por deshidratación tras soportar 50 grados de temperatura.
