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PANORAMA

Jordi Cuixart asegura que el 1-O fue un “acto de desobediencia civil”

Para el presidente de Òmnium, el objetivo del referéndum no era proclamar la independencia || Lamenta los daños a los coches el 20-S, que tilda de “anecdóticos”

Un momento del interrogatorio a Jordi Cuixart en el Tribunal Supremo.

Un momento del interrogatorio a Jordi Cuixart en el Tribunal Supremo.SEÑAL DEL TRIBUNAL SUPREMO

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El juicio del procés se reanudó ayer con la declaración del presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, quien se centró en expresar la voluntad de no renunciar al ejercicio de los derechos fundamentales. Así, afirmó que las declaraciones que prestó ante el juez instructor Pablo Llarena estaban condicionadas por su “voluntad de salir de prisión al precio que fuera”, aunque su prioridad ya no es librarse de la cárcel sino solucionar el conflicto catalán.

El presidente de Òmnium, que afronta 17 años de cárcel por un delito de rebelión, proclamó entonces que, como ya hiciera en instrucción ante Llarena, sigue “negando rotundamente” que la sociedad civil ejerciera ningún tipo de violencia en el proceso independentista.

Durante el interrogatorio del fiscal, Cuixart se autodenominó “preso político y no un político preso”, dado que no es político y sí activista social. Además, recriminó en varias ocasiones al representante del Ministerio Público por cortar sus respuestas. “Déjeme acabar”, le reclamó en varias ocasiones. Por su parte, el juez Marchena llamó la atención al acusado por el lenguaje coloquial que estaba usando durante su declaración.

Insistió en que la actitud de los manifestantes el 20 de septiembre de 2017 frente a la conselleria de Economía y vicepresidencia fue “pacífica”, y consideró que el daño de los coches de la Guardia Civil fue algo “anecdótico”, aunque reconoció que esta actitud supuso una “ruptura de la no violencia” y “no propia del civismo del movimiento soberanista”.

A preguntas del fiscal, admitió la intención de los mensajes en Twitter que envió durante la jornada del 1-O, afirmando que desde su organización tenían “plena conciencia” de que cuanta más gente hubiera en los colegios o centros electorales más podría visualizarse que “la violencia ante la policía era desproporcionada”.

Así, negó categóricamente el uso de la violencia tanto el 20-S como el referéndum del 1-O, al que se refirió como “el ejercicio más grande de desobediencia civil que ha habido en Europa”, del que todos los españoles tendrían que estar orgullosos. Porque, como dijo, “el Estado de derecho no está por encima de la democracia”, un reflexión que choca con lo manifestado el pasado día 20 por el rey Felipe VI cuando aseguró que “no es admisible apelar a una supuesta democracia por encima del Derecho”.

Según Cuixart, el referéndum que no tenía como objetivo “atacar todo el ordenamiento jurídico, sino un hecho concreto”, es decir, la suspensión por parte del Tribunal Constitucional del referéndum. “La única manera de demostrar disconformidad es ejercer el derecho a la manifestación asumiendo como asumo yo hoy las consecuencias de la desobediencia civil”, reconoció. Cuixart citó históricos líderes y pacifistas como Rosa Parks, Martin Luther King o Mahatma Gandhi para defender su posicionamiento. Ante el “dilema” generado por la suspensión del 1-O por parte del TC, apostaron por “defender el ejercicio de derechos fundamentales”.

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