ÁFRICA COMBATES
Los rebeldes redoblan su ofensiva militar en Trípoli
Las fuerzas del mariscal libio bombardean el aeropuerto || La UE reclama la vuelta a las negociaciones y respetar la tregua
Los bombardeos de las tropas bajo el mando del mariscal Jalifa Hafter, el hombre fuerte de Libia, obligaron ayer a interrumpir el tráfico aéreo en la base militar de Maitiga, único aeropuerto en funcionamiento en Trípoli.
Fuentes de Seguridad revelaron que todos los vuelos fueron desviados al aeropuerto de la ciudad-estado de Misrata, situada a 200 kilómetros al este de la capital, que enviaron tropas en auxilio del Gobierno impuesto por la ONU en Trípoli.
Libia es un estado fallido desde que en 2011 la OTAN contribuyera a derrocar a Muamar el Gadafi
Los bombardeos comenzaron a media mañana en un ataque combinado cuyo objetivo fue también el antiguo aeropuerto internacional de la capital, en desuso desde hace años y que se ha convertido en el eje de la ofensiva lanzada el jueves.
Protegidas por los aviones cedidos por Emiratos Árabes Unidos, las tropas del controvertido mariscal intensificaron igualmente los ataques terrestres en los barrios aledaños al antiguo aeródromo, esencial para la conquista de la ciudad.
En este ambiente de creciente violencia, la misión de la ONU en Libia, UNSMIL, sopesa la posibilidad de posponer la Conferencia Nacional que tenía previsto celebrar la próxima semana ante la escalada de violencia en Trípoli, informó una fuente diplomática.
La Unión Europea reclamó la vuelta a las negociaciones entre facciones en Libia tras expresar preocupación por los combates e instó a respetar una tregua humanitaria en la capital para poder evacuar a civiles y heridos..
Libia es un Estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria de los diversos grupos rebeldes sobre la dictadura de Muamar el Gadafi. En la actualidad tiene dos focos de poder: uno gobierno impuesto por la ONU y sostenido por la UE en Trípoli, y otro establecido en la ciudad oriental de Tobruk bajo la tutela de Hafter. Del caos se benefician las milicias y grupos mafiosos dedicados al contrabando de armas, personas y combustible que se han convertido en el verdadero motor del país.