Una campaña en tela de juicio

La campaña de las generales comienza en mitad del juicio al proceso independentista, algo que marca el discurso de los principales partidos que se disputan los cuatro escaños de Lleida en el Congreso. Sin embargo, la causa penal no es lo único que sitúa el inicio de la campaña a la sombra de los juzgados: días antes de que comenzaran las dos semanas para pedir el voto, veinte ayuntamientos tenían ya sobre la mesa resoluciones de la Junta Electoral que les instaban a retirar de sus fachadas lazos amarillos y pancartas con consignas consideradas partidistas. También se ha dejado sentir en el veto a que medios públicos se refieran a “exiliados” y “presos políticos”.

El cabeza de lista de ERC, Xavier Eritja, llamado a declarar en el juicio al procés el 25 de abril, afirmó que “unas elecciones con presos políticos, exiliados, censura y falta de libertades son más propias del siglo XIX que del XXI”. La campaña de JxCat, cuya lista encabeza Jordi Turull, comenzó con una publicación del exconseller en redes sociales: “Pese a la prisión, son más fuertes las convicciones que sus injusticias”. La número dos, Concep Cañadell, dijo que “seremos la voz no encarcelada de Turull”. El PP se presenta como “casa común del constitucionalismo” y su número uno, Dante Pérez, criticó el “acercamiento” socialista a “separatistas y filoetarras” (en alusión a Bildu). Por su parte, ECP se reivindica como “voto útil” para garantizar “políticas sociales y el reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado”, en palabras del candidato, Jaume Moya. La cabeza de lista del PSC, Montse Mínguez, contrapuso el “progreso” de un Gobierno de Pedro Sánchez con el “retroceso” que supondría el PP de Pablo Casado. Cs aplazó el inicio de campaña en señal de duelo por la muerte de su alcaldable en La Seu, Jordi Núñez.

En otro orden, la empresa Imprespla SL de Mollerussa imprimirá 4,6 millones de papeletas que se distribuirán en los colegios electorales de Lleida.