ELECCIONES
«Iremos a Madrid a defender el mandato del 1 de octubre»
Pacto de no agresión entre ERC y JxCat y más referencias al diálogo que a la independencia || Los constitucionalistas, enfrentados, defienden el 155 porque “fue una consecuencia y no una causa”
No hubo concierto en la Sala 2 del Auditorio Enric Granados, pero tampoco se oyeron salidas de tono. Como ya es tradición, el debate del grupo SEGRE sirvió de broche final a la campaña electoral y, aunque ha sido particularmente tensa y anómala, los candidatos ayer mostraron su versión más civilizada. Conscientes de que las mayorías absolutas forman parte del pasado, escenificaron políticas de bloque en el que el todos contra todos tenía excepciones. Así, Xavier Eritja, de Esquerra Republicana, y Concep Cañadell, de Junts per Catalunya, exhibieron un pacto de no agresión entre soberanistas en el que sedujeron, en parte, a Jaume Moya, de En Comú Podem. Al otro lado, Dante Pérez, del PP; Montse Mínguez, del PSC, y María Burrel, de Ciudadanos, formaron otro bloque compacto de constitucionalistas, lo que no evitó que todos quisieran marcar distancias, conscientes de que el cuarto diputado está en el aire. Jaume Moya llevó la voz cantante del debate y Concep Cañadell fue la que menos intervino. Hubo pocas propuestas concretas sobre la mesa y solo hubo consenso en la necesidad de mejorar la red viaria y ferroviaria de Lleida, así como el acceso a internet del Pirineo.
Santi Roig moderó un debate que se inició con un análisis de la situación política que vive Catalunya en pleno juicio al procés y con el número uno por Lleida de JxCat, Jordi Turull, encarcelado. “Es un preso político: yo no debería estar aquí”, aseguró Cañadell. Eritja advirtió que no hay vuelta atrás al “empoderamiento” de la sociedad catalana, que se inició en 2010 con la sentencia contra el Estatut. Moya apostó por un modelo de Estado plurinacional que contemple un referéndum “con garantías” y se acabe con “el procesismo”, pero también con “la crispación y la involución”. Muy distinta es la valoración que hacen PP, PSC y Cs. Dante Perez barrió para casa. Presentó al PSOE como “un traidor”, a Cs le acusó de “claudicar en Catalunya” y, sobre todo, alertó de que Vox no supone ninguna solución porque “no tiene ninguna propuesta”. Mínguez se mostró más conciliadora y abierta al diálogo, pero recriminó a ERC que no aprobara “los presupuestos sociales de Pedro Sánchez” y preguntó a los nacionalistas “qué piensan hacer con el 52% de los catalanes que no piensan como vosotros”. María Burrel consideró “una emergencia nacional sacar a Pedro Sánchez de la Moncloa” para “acabar con los privilegios del nacionalismo”. Burrel y Pérez alternaron el catalán y el castellano en sus intervenciones.
Coinciden en la necesidad de mejorar la red viaria y ferroviaria, así como la conexión a internet
La candidata de Cs calificó de ‘fake news’ la sentencia del TC que avala la normalización lingüística
La palabra “diálogo” fue la más repetida del debate, pero fue una cifra la que encendió más los ánimos. Así, en el bloque de Cultura salió a relucir la traumática salida de las 44 obras de arte originarias de Sigena del Museu de Lleida. “El 155 no fue la causa, sino la consecuencia”, defendió Montse Mínguez con el respaldo de PP y Cs. Para Eritja, en cambio, “que el ministro de Cultura, que hacía la funciones de conseller , no presentara ningún recurso, fue la única causa de la salida de las piezas”.
La economía centró otro de los bloques del debate. Moya cargó contra “el saqueo de la caja de las pensiones del PP” y pidió “un precio justo” para que los agricultores de Lleida “puedan vivir dignamente”. Eritja aseguró que su formación aboga por incrementar el salario mínimo hasta los 1.200 euros, mientras que Pérez afirmó que los grupos nacionalistas “son unos parias” en Bruselas, donde se deciden las políticas agrarias, por lo que “por pragmatismo” hay que votar al PP. Para Cañadell, el Estado “debería invertir menos en armamento y más en pensiones”. Mientras, Burrel clamó por acabar con los contratos basura.
En cuanto a políticas de igualdad, Mínguez alertó de la “involución” que supondría que gobierne la derecha. Pérez calificó de “cínicos” a quienes no reconocen que un Estado ha de controlar las fronteras para frenar la inmigración ilegal. Eritja, por contra, ve la inmigración como “un reto”, no como un problema. En términos parecidos se expresó Cañadell, consciente de que “necesitamos mano de obra y todo el mundo ha de poder ganarse la vida”. Burrel, en cambio, abogó por la contratación en origen priorizando los países latinoamericanos.
Más consenso hubo en materia de infraestructuras. Todos coincidieron en que hay que mejorar la red viaria, pero también la ferroviaria, rebajar el precio de la alta velocidad a Barcelona y, a la vez, garantizar la conectividad del Pirineo. Pero Moya ironizó que pese a lo feliz que se sentía por este acuerdo, quienes habían gobernado hasta ahora no lo habían llevado a cabo.
La agricultura centró buena parte del debate. Montse Mínguez pidió “un techo de producción” que garantice los precios, mientras que Moya, abogó por acabar con los oligopolios y convertir la PAC “en una ayuda al payés profesional, y no al de sofá”. Dante Pérez les acusó de estar sometidos a lobbies ecologistas y animalistas y puso como ejemplo que Jordi Évole “hundió el precio del porcino” con un programa. También hubo espacio para la reciente sentencia del TC que avala la normalización lingüística. “Es una fake news”, aseguró Burrel.