Sánchez gana y el PP se hunde

Tres años después de obtener el peor resultado de su historia, Pedro Sánchez ha conseguido que el PSOE vuelva a ganar unas elecciones generales. Once años años después con una dura crisis por medio, y hay que reconocerle a Sánchez capacidad de supervivencia y también muy buena estrella porque supo ganar una moción de censura en el momento justo, mantenerse nueve meses en la Moncloa, rentabilizar su gestión, aprovecharse de la división de la derecha y adelantar las elecciones para pasar de 85 diputados a 123, que le permitirán poder elegir los aliados de su futuro gobierno. En esta ocasión tiene una geografía variable de pactos y podrá elegir por la derecha, con Ciudadanos, que mejoran resultados y amenazan el segundo puesto del PP, o por la izquierda con Podemos, que ha perdido diez escaños si bien en este caso para llegar a la mayoría absoluta necesitaría el apoyo de ERC. Pero Sánchez ha mejorado su margen de maniobra, aunque ayer sus fieles le pedían que con Rivera no pactara y también disminuye su grado de dependencia de los independentistas catalanes. Le ha venido muy bien la división de la derecha y el espectacular hundimiento del PP que con Pablo Casado ha obtenido los peores resultados de su historia, hasta el punto de que se queda sin representación en el País Vasco, solo consigue un escaño en Catalunya, el de la jaleada desde Madrid Cayetana Alvarez de Toledo, pasa al tercer lugar en autonomías como Madrid, Andalucía y Aragón o queda en sexto lugar en circunscripciones como Lleida. Los populares han pagado la endeblez de su líder, su abandono del centro y su deslizamiento hacia la derecha para intentar contrarrestar la irrupción de Vox. Además de no conseguirlo, le han hecho la campaña al grupo de extrema derecha que entra en el Congreso con 24 diputados después de haber conseguido más de dos millones de votos, que en elecciones precedentes habían votado al PP.

En Catalunya, las encuestas esta vez sí han acertado y ERC se ha convertido en la gran triunfadora con más de un millón de votos y quince diputados. Es la primera vez que una fuerza independentista se impone en unas elecciones generales y puede interpretarse como un refrendo a la vía pagmática de Junqueras porque dobla en votos y escaños a JxCat, que había ganado en las catalanas. Los socialistas han quedado segundos recuperando cinco escaños que pierde En Común-Podem y quedan en buena situación para auspiciar el diálogo prometido. Y también en Lleida, ERC es la gran triunfadora al imponerse en todas las capitales de comarca y en la capital, por lo que logra dos diputados y Mínguez recupera el escaño para el PSC.