El Gobierno asume la suspensión de los independentistas encarcelados

Nada más comenzar la legislatura, los presidentes del Congreso y del Senado, Meritxell Batet y Manuel Cruz, se enfrentan a la primera cuestión espinosa, la de suspender como parlamentarios a los cinco representantes de ERC y de JxCat procesados por rebelión en el Tribunal Supremo y que están en prisión preventiva por los delitos que se les atribuyen en relación con el 1-O. Después de que el alto tribunal dejara en manos del legislativo la decisión a tomar, serán las respectivas Mesas, como órganos de gobierno de las Cámaras, las que se tendrán que pronunciar sobre el particular. En este sentido, Cruz convocó ayer la primera reunión de la Mesa del Senado. Sin embargo, la cita sirvió como primera toma de contacto y no se abordó la posibilidad de que Raül Romeva sea removido de su cargo como senador. Mientras tanto, Batet todavía no ha puesto fecha a la primera reunión de la Mesa del Congreso. A este respecto, la socialista catalana explicó que efectuará la convocatoria hoy mismo, después de visitar a Felipe VI para comunicarle oficialmente la constitución de la Cámara baja. Batet avanzó, no obstante, que la reunión tendrá un orden del día “extenso”.

De esta forma, la presidenta del Congreso desoyó las peticiones de PP, Ciudadanos y Vox que, en sendos escritos, le urgieron a convocar “de inmediato” al máximo órgano de gobierno de la Cámara baja para abordar la suspensión de los cuatro diputados independentistas en prisión preventiva. Al hilo de esto, la vicepresidenta del Ejecutivo central, Carmen Calvo, dio ayer por hecho que el Congreso removerá de sus cargos a Oriol Junqueras, Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull. “Creo que lo entiende todo el mundo, no pueden ejercer el cargo”, manifestó en declaraciones a la Cadena SER. Entretanto, el líder del PP, Pablo Casado, tachó de “vergüenza internacional” su presencia en el hemiciclo, mientras que el presidente de Cs, Albert Rivera, arremetió contra Batet por no defender “la soberanía nacional”. Por el contrario, el adjunto a la presidencia de ERC, Pere Aragonès, advirtió a los socialistas de que suspender a Junqueras sería “suspender el resultado” de las elecciones, que en Catalunya ganó su formación. Igualmente, Carles Puigdemont dijo que sería “un gran despropósito” que la suspensión se llevara a término.