Una fallecida en Cambrils y cinco terroristas abatidos

Apenas unas horas después de la tragedia de Barcelona, el pánico se trasladó por la noche a Cambrils. Allí cinco miembros de la misma célula terrorista buscaron causar el mayor daño posible, pertrechados con cuchillos, un hacha y cinturones de explosivos que más tarde resultaron ser falsos.

La rápida actuación de los Mossos d’Esquadra evitó un mal mayor y mataron a los cinco asaltantes, pero a uno de ellos le dio tiempo a apuñalar de muerte a una mujer, Ana María Suárez, y herir a otras seis personas más.

La pesadilla continuaría tres días más porque Younes Abouyaaqoub, el autor material del atropello seguía suelto. La investigación policial junto a la colaboración ciudadana hizo posible que Abouyaaqoub fuera localizado el día 21 y abatido en la localidad de Subirats tras resistirse en su detención amenazando con un cinturón de explosivos adosados a su cuerpo, que después resultaron ser falsos.

Con su muerte, la célula de Alcanar quedó desarticulada con el resultado de 8 terroristas muertos: los seis abatidos -Younes Abouyaaqoub, Moussa Oukabir, Said Aallaa, Mohamed Hichamy, Omar Hichamy, El Houssaine Abouyaaqoub-; los dos muertos en la explosión de Alcanar -el imán de Ripoll Abdelbaki Es Satty y Yousseff Aalla-; y otros dos detenidos y encarcelados, Mohamed Houli Chemlal y Driss Oukabir.

Tras los atentados, los investigadores averiguaron que los terroristas habían reunido centenares de litros de peróxido de hidrógeno, necesario para fabricar TATP, un explosivo conocido como “la madre de Satán”, así como numerosas bombonas de butano para cometer una atentado aún mayor. Así, el plan A consistía en atentar en el Camp Nou el 20 de agosto durante el primer partido de Liga. Además, querían emular el ataque de la sala Bataclán de París, donde los yihadistas mataron a más de 80 personas, y para ello, en su punto de mira estaban discotecas y locales de ocio y conciertos en Catalunya. Sin embargo, este plan quedó frustrado tras la explosión del chalet de Alcanar, por lo que los terroristas supervivientes tuvieron que improvisar.