El monje Andreu Soler fue un "depredador" sexual impune durante años
Fue el responsable de la agrupación escolta durante 40 años
El monje Andreu Soler, responsable de la agrupación escolta (scouts) de Montserrat durante 40 años, fue "un depredador sexual y un pederasta" cada vez más agresivo, según la comisión independiente creada por el abad de Montserrat para investigar los abusos, que ha concluido que "había rumorología suficiente" sobre su conducta para que se hubiese actuado contra él.
El informe, además, revela dos casos hasta ahora desconocidos de abusos por parte del que fue responsable de la Escolanía de Montserrat, V.T.M, cometidos en 1968, aunque ha documentado que el abad de entonces, Cassià María Just, sí informó "con transparencia" a las familias y apartó de inmediato al monje, que dejó el monasterio y la orden religiosa en 1980 y contrajo matrimonio.
La comisión reprocha que en los abusos a los escoltas (scouts), que Soler cometió entre 1972 y 1999, "se omitió cualquier tipo de actuación", aunque no ha podido concluir si Sebastià Bardolet, abad del monasterio entonces y que ahora tiene 85 años, "escondió lo que sucedió o simplemente actuó por desconocimiento de la situación, ya que existen versiones contradictorias". Sin embargo, reconoce que "había rumorología suficiente para justificar una acción encaminada a reunir a los padres, actuar contra el hermano Andreu o haberlo apartado preventivamente" de la agrupación escolta Nois de Servei que él mismo había fundado.
Según el informe, Soler, fallecido en 2008, fue "un depredador sexual y un pederasta" que fue incrementando su agresividad y "urgencia de realización" de sus actos con los años y abusó de muchos menores de la agrupación escolta de Montserrat. El actual abad de Montserrat, Josep María Soler, creó la comisión independiente para investigar los casos de abusos perpetrados por monjes de Montserrat el pasado mes de enero después de la denuncia presentada por Miguel Hurtado, un antiguo escolta víctima de Soler, a la que le siguieron una decena más de denuncias.
La comisión, formada por la abogada Cristina Vallejo, el exconseller y médico Xavier Pomés y la psicóloga Begoña Elizalde, abrió el correo electrónico transparencia.montserrat@gmail.com, donde recibió doce denuncias de víctimas de Soler.
Los miembros de la comisión, que también han consultado los archivos del monasterio, se han entrevistado con ocho de los denunciantes que aceptaron explicar personalmente sus testimonios y han interrogado al actual abad y al abad emérito, Sebastià Bardolet, así como al monje Josep María Sanromà (ahora en Roma).
En su informe, la comisión atestigua que la denuncia contra Soler más antigua se remonta a 1972 y la más reciente a 1999, con relatos similares: el monje se ganaba la confianza de los menores para abusar de ellos, aunque en algún caso empleó la violencia y en otros apenas conocía a sus víctimas. "Se observa con el paso del tiempo un agravamiento del delito y más urgencia en su realización", señala el informe, que constata que todas las víctimas tenían entre 15 y 17 años, aunque en dos ocasiones abusó de dos de 18.
Según la comisión, los abusos han dejado "huella y consecuencias emocionales y psicológicas imborrables" en sus víctimas. El informe constata que el actual abad de Montserrat conoció el caso de Hurtado a los seis meses de ser elegido y que el monje Sanromà había recibido la confesión de una víctima y la trasladó al anterior abad Sebastià Bardolet, mientras que el resto de casos que han surgido públicamente tras la denuncia de Hurtado eran desconocidos para la comunidad.
La comisión concluye que "el silencio de las víctimas ha sido un denominador bastante común", excepto en el caso que Sanromà conoció en 1998, del que hay versiones contradictorias entre el monje y el abad Bardolet, "del que no consta ninguna actuación". La comisión resalta que el actual abad, al conocer el primer caso, trasladó a Andreu Soler al Monasterio del Miracle para que no tuviera contacto con menores e "intentó ayudar a la víctima de acuerdo con los criterios y la sensibilidad de hace 20 años". Cuando Hurtado decidió hacer público su caso y repudiar la ayuda que le brindaba el monasterio, el abad Soler comunicó el caso a la Congregación de la Doctrina de la Fe del Vaticano que decidió no abrir un proceso canónico porque el monje Andreu Soler ya había fallecido.
El abad, que ha pedido perdón públicamente, ha reconocido que ahora actuaría "de manera diferente de acuerdo a la nueva normativa civil y canónica".
El informe reconoce que "el abuso sexual es una lacra social que afecta a todos los lugares donde hay menores" y que "demasiado a menudo se oculta y se silencia" y recomienda que el abad de Montserrat organice un acto público "de reconocimiento y de perdón". También recomienda reparar emocionalmente y acompañar a las víctimas, elaborar un protocolo específico ajustado a las particularidades de la estructura del monasterio, crear la figura de delegado para la Protección de Menores y un correo electrónico como canal de comunicación de posibles denuncias.