“Solo quería que se callara porque chillaba negra fea”

Ana Julia Quezada, la autora confesa de la muerte del niño de ocho años Gabriel Cruz, reconoció ayer durante su primera declaración en el juicio que mató al niño, aunque aseguró, como ya hizo en su relato previo, que fue de manera “accidental”. Durante su declaración aseguró que “solo quería taparle la boca para que se callara porque chillaba negra fea”. Quezada, aseguró entre llantos que cuando le quitó la mano de la boca del pequeño le puso la mano le tocó el pecho y comprobó que “no respiraba” y que después de eso “no recordaba lo demás” porque se quedó bloqueada. Entonces vio una “pala y decidió hacer un agujero” donde enterró al niño y se llevó la ropa para, cinco días después de su desaparición, colocar una camiseta en la zona de búsqueda porque, según argumentó, “quería que me cogieran, porque no era capaz de decirlo con mis propias palabras”.

Posteriormente, explicó que el día que extrajo al menor del hoyo en el que lo enterró, tenía pensado suicidarse en la casa en la que convivía con su pareja en Vícar, pero ese día fue detenida por la Policía portando su cuerpo en el maletero.

La madre de Gabriel declaró a puerta cerrada y pidió que no hubiera biombo de separación

Durante la sesión de ayer también declaró por videoconferencia la hija de la acusada, que pidió no ver a su madre, y señaló que se sintió “utilizada” por ella cuando supo que había matado a Gabriel, puesto que acompañó a Ana Julia durante la búsqueda y no quiere verla ni hablar con ella.

También declaró una expareja de Ana Julia, a quien según la Guardia Civil, la acusada intentó incriminar al dejar la camiseta del niño cerca de donde reside. Este describió a Quezada como una mujer “fría” y “mentirosa”.

Durante la jornada también declaró la madre de Gabriel, Patricia Ramírez, pero lo hizo a puerta cerrada y cara a cara con la procesada, ya que pidió que no se pusiera un biombo para evitar el contacto visual. El juicio se reanudará hoy con la declaración testifical de siete personas, entre ellas cuatro agentes de Guardia Civil, el hermano del padre del niño y el exmarido de la acusada.