Los reyes presiden un 12-O marcado por la inminencia de la sentencia del “procés”

Los reyes Felipe y Letizia, acompañados de sus hijas, Leonor y Sofía, presidieron ayer el desfile del Día de la Fiesta Nacional, que sacó al centro de Madrid a unos 3.500 militares, una celebración marcada por la inminencia de la sentencia del Tribunal Supremo sobre los acusados del procés independentista.

La parada militar comenzó de forma accidentada, cuando un paracaidista de efectivos de la Brigada Paracaidista que portaba la enseña española, acabó en un choque contra una farola en el paseo de la Castellana de Madrid, junto al palco de las autoridades, y quedó atrapado allí durante unos minutos.

Marchena no confirma la sentencia: “Todo está abierto hasta la firma del último magistrado”

Como ya ocurrió el año pasado, el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, fue recibido con pitidos a su llegada al desfile, frente a los aplausos y vítores a la Familia Real.

Tras este desfile, se dio paso a la recepción oficial de los Reyes en el Palacio Real, donde el Gobierno, con su presidente en funciones a la cabeza, y los representantes de los principales partidos de la oposición, apelaron a acatar la sentencia del ‘procès’ y eludieron comentar su filtración.

Una recepción marcada por la inminencia de esa sentencia y que hizo que entre los casi 1.300 invitados, los más buscados por los periodistas para las habituales conversaciones informales fueran protagonistas de la misma como el presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, Manuel Marchena. Él fue el primero en advertir que no habrá sentencia hasta que no esté firmada por el último magistrado, en referencia a la filtración conocida en las últimas horas y según la cual el tribunal ha acordado por unanimidad condenar a los principales responsables del procés por delitos de sedición y malversación y descartar la acusación de rebelión.

Por su parte, Sánchez no quiso hacer comentarios sobre la sentencia filtrada pero avanzó que hará una declaración institucional en Moncloa cuando se haga pública. Confió en que la Generalitat respete la legalidad y no vuelva a cometer “los errores” de 2017 y reiteró que el Gobierno tiene previstos todos los escenarios posibles y se guiará por los principios de “firmeza democrática, proporcionalidad y unidad”.

Sánchez, que aseguró que si tiene que tomar alguna decisión de calado hablará previamente con los líderes de la oposición, tuvo oportunidad de conversar durante la recepción con el líder del PP, Pablo Casado, pero no con el de Cs, Albert Rivera. Casado comentó que Sánchez tiene su apoyo para hacer lo que deba en Catalunya. Mientras, Rivera se limitó a eludir comentario alguno sobre la sentencia y a dar ánimos al juez Marchena.