Bruselas “respeta” la sentencia y reitera que es un “tema interno”

La sentencia condenatoria del Tribunal Supremo contra los líderes independentistas por el 1-O suscitó la reacción de gobiernos y partidos de todo el mundo, que se posicionaron sobre una cuestión que el presidente del Ejecutivo central en funciones, Pedro Sánchez, había definido horas antes como un “problema de convivencia entre catalanes”. De este modo, Mina Andreeva, portavoz de la Comisión Europea, explicó que Bruselas “respeta totalmente” el fallo. “La Comisión no comenta las decisiones de los tribunales, nuestra posición es conocida, es y sigue siendo un asunto interno de España que se ha de resolver dentro del marco constitucional”, manifestó. Al mismo tiempo, sostuvo que “el derecho a manifestarse pacíficamente” está garantizado “en toda Europa”. En la misma línea, un portavoz del ministerio de Exteriores francés reiteró el apoyo de París “a la unidad territorial y constitucional de España”. “Las autoridades francesas tienen confianza en la capacidad de las autoridades españolas para superar las tensiones que han aparecido en Catalunya, con respeto al Estado de Derecho y a la democracia”, añadió. También Steffen Seibert, portavoz del Gobierno alemán, insistió en que “el conflicto en Catalunya debe abordarse dentro del orden legal y constitucional español” y destacó que “por parte del Gobierno federal, no tengo nada que comentar”.

Por el contrario, la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, lamentó la condena a la cúpula del procés y advirtió de que “un sistema político que conduce a un resultado tan terrible requiere un cambio urgente”. Igualmente, el líder de los nacionalistas escoceses en el Parlamento británico, Ian Blackford, manifestó su “solidaridad” con el independentismo ante los diputados de Westminster. También el ministro-presidente de Flandes, Jan Jambon, calificó de “desproporcionadas” las penas y llamó al “diálogo”. Ska Keller, portavoz de Los Verdes-ALE en la Eurocámara, grupo del que forma parte ERC, exigió la libertad de los conenados, al igual que Martin Schirdewan, copresidente del grupo GUE-NG en el Parlament Europeo, que urgió a encontrar una “solución política” de inmediato.